top of page

La cultura de la inmediatez: Cómo combatir la agotadora sensación de urgencia constante

  • Foto del escritor: Elizabeth Espinoza
    Elizabeth Espinoza
  • 2 abr
  • 3 Min. de lectura
  • ¿Sientes la necesidad de responder al instante? Expertos nos comparten estrategias para liberar nuestra mente de la presión de la disponibilidad inmediata.

Urgencia
Foto: Pixabay

En un mundo acelerado y permanentemente conectado, resulta difícil distinguir lo que realmente importa de lo que no. En el ámbito laboral, enfrentamos solicitudes de última hora, plazos imposibles y la expectativa de estar disponibles incluso fuera del horario de trabajo. En la vida personal, esto se traduce en compromisos excesivos con otras personas, revisar constantemente las redes sociales por temor a "perdernos algo" y responder mensajes de inmediato, incluso en momentos inapropiados.


La prisa y la necesidad de estar siempre disponibles nos mantienen en un estado de alerta constante, lo que puede generar estrés y ansiedad, según Joel Frank, psicólogo en Los Ángeles y fundador de Duality Psychological Services.

El ciclo de ansiedad y urgencia


Un informe de la Asociación Estadounidense de Psicología (APA), publicado en 2023, señala que casi una cuarta parte de los adultos presenta niveles altos de estrés tras la pandemia, un incremento del 19 % desde 2019. Los jóvenes son los más afectados: casi la mitad de la Generación Z y más de un tercio de los millennials declaran sentirse estresados o ansiosos de forma casi permanente.

“La ansiedad, a su vez, alimenta la urgencia, creando un ciclo en el que cada uno refuerza al otro”, explica Frank.

Las consecuencias de estar “siempre conectados”


Estar permanentemente disponible implica hacer múltiples tareas a la vez, pero diversos estudios indican que el cerebro humano no está diseñado para gestionar más de dos tareas simultáneas. Cuando intentamos hacer demasiado, nuestra productividad puede caer hasta un 40 %.


“La multitarea sobreestimula el cerebro, lo que con el tiempo reduce la sensibilidad a la dopamina”, afirma Friederike Fabritius, neurocientífica y autora de El lugar de trabajo amigable para el cerebro. Esto implica que, cuanto más estimulado estés, menos placer experimentarás en las cosas que solían alegrarte.

El exceso de estímulos también afecta nuestra capacidad de concentración profunda. “El pensamiento superficial se convierte en la norma”, señala Frank, y añade que, en ese estado, el cerebro no logra entrar en los periodos prolongados de atención necesarios para el trabajo profundo y significativo.


También afecta la salud física


La sensación constante de urgencia activa la respuesta de "lucha o huida", como si estuviéramos en peligro real. Esto acelera la respiración, eleva la presión arterial y el ritmo cardíaco, y dificulta el control emocional, explica David Rabin, neurocientífico y director de la empresa de tecnología médica Apollo Neuro.

Esta respuesta prolongada puede contribuir a problemas como hipertensión, insomnio, colesterol alto y enfermedades inflamatorias.

Consejos para combatir la cultura de la urgencia


Para evitar caer en esta trampa mental, Frank recomienda hacer una pausa antes de reaccionar. Esto permite evaluar si esa demanda urgente realmente está alineada con nuestras prioridades.


  1. Establece expectativas y límites:


Tener expectativas claras con amigos, familiares y compañeros de trabajo ayuda a planificar, priorizar y resolver problemas sin caer en la urgencia innecesaria, sugiere Peter Economou, psicólogo y director del programa de Salud Conductual en la Universidad de Rutgers.


Además, Rabin propone incorporar actividades que nos recuerden que no hay prisa, como la meditación, caminar sin rumbo, o simplemente estar presente.


Sus “cuatro prácticas de control” para recuperar la calma son:

  • Respiración consciente

  • Escucha activa

  • Movimiento corporal

  • Contacto físico (como abrazos o masajes)


  1. Prioriza una sola tarea a la vez:


Concentrarte en una sola actividad mejora la concentración y la productividad. Si te cuesta mantener el foco, Fabritius recomienda trabajar en bloques de tiempo definidos, lo cual también ofrece pequeñas dosis de dopamina al completar cada bloque.



  1. La atención plena como antídoto

La psicóloga clínica Ida Taghavi, del Grupo de Terapia de Williamsburg, sugiere que la práctica de la atención plena (mindfulness) puede ser muy útil para frenar la reactividad emocional y la sobrecarga mental.

“La atención plena nos permite hacer una pausa y elegir respuestas más efectivas, alineadas con nuestros valores”, explica Taghavi.

Este enfoque ayuda a crear un espacio entre un estímulo y nuestra reacción, interrumpiendo patrones automáticos como la impulsividad, el pensamiento negativo o la evasión.

Además, observar nuestras experiencias internas sin resistirlas facilita la regulación emocional y mejora la tolerancia a situaciones difíciles.


Comments


bottom of page