¿Cómo influye la diferencia de edad entre padres e hijos en su desarrollo?
- Josué David Chávez Rodríguez
- 12 ago
- 4 Min. de lectura
La brecha generacional entre padres e hijos podría marcar el estilo de crianza, la comunicación y el vínculo emocional. ¿Cuáles son los retos y las recomendaciones para construir una relación saludable a pesar de las diferencias?

Hay una realidad que no se puede negar en nuestro país, es cada vez más frecuente que una mujer sea madre y un hombre padre a edades más avanzadas. Es una tendencia que no ha dejado de aumentar en el último tiempo, la cual es respaldada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), esto debido, entre otras razones, al acceso a la educación o cambios en las expectativas laborales.
Según el INEI en 2023, la edad promedio de la madre y del padre es de 29 y 32 años, respectivamente. Esto expone un aumento de un año comparado con el 2022. Incluso, disminuyó el porcentaje de madres entre los 15 a 29 años de edad, pero a partir de los 30 a 44 años se han detectado incrementos. Con respecto a los padres, se registró una disminución en el porcentaje entre los 20 a 34 años, pero a partir de los 35 a 49 años se han encontrado aumentos. Pero, ¿esta decisión puede tener consecuencias?
¿Cómo influye la edad de los padres en el estilo de crianza?
Para entender mejor el tema, conversamos con Karina Hilario, psicóloga clínica. Ella advierte que tener hijos a una edad más adulta puede traer retos, especialmente por la diferencia en valores y formas de pensar que genera la brecha generacional.
“Cuando los padres son mayores, suelen tener un estilo de crianza más tradicional. Esto puede chocar con la sociedad actual porque esta puede ser más flexible y tecnológica. Lo que puede llevar a que algunos hijos no se sientan comprendidos”, comenta Karina Hilario para Qhali.
Los aspectos a considerarse entre padres e hijos
Es difícil abordar una situación cuando no contamos con la información idónea. Por eso es necesario ponernos al tanto sobre el estilo de crianza que hoy en día se establece, donde se tienen que ir formando valores, normas y practicando la flexibilidad.
Pero una vez que un padre se actualiza, ¿qué debe hacer? Según la psicóloga Hilario, “llega el momento de involucrarse más en comprender el mundo de sus hijos; eso creará un vínculo emocional fuerte”. El primer paso suele ser establecer actividades compartidas. Si el padre o la madre son mayores, conviene elegir opciones equilibradas que ambas partes puedan disfrutar. Estas interacciones resultan especialmente importantes durante la niñez y la adolescencia.
“Las familias deben establecer normas de convivencia y, sobre todo, fomentar la comunicación en reuniones donde puedan dialogar y compartir diferentes puntos de vista. La flexibilidad es clave para entendernos y adaptarnos a las nuevas necesidades de nuestros hijos y también de los padres”, explica la psicóloga Karina Hilario.
Sin duda, el aspecto más importante a considerar en toda relación es la comunicación. En los grupos humanos, esta es vital para generar un sentimiento de pertenencia e identidad propia, así como para favorecer interacciones positivas.
El desarrollo emocional y social del hijo
Una de las principales áreas que se ve afectada es la comunicación y la expresión emocional. Otro reto frecuente es adaptarse al mundo actual, especialmente cuando existen expectativas muy rígidas sobre los hijos. Según la psicóloga Hilario, los padres mayores suelen mantener visiones más tradicionales sobre la obediencia, el rol del hijo y los logros esperados, lo que puede generar fricciones en la relación.
“También hay que considerar la percepción social: la diferencia generacional entre padres mayores e hijos puede llevar a estos últimos a sentirse distintos o juzgados por su entorno”, explica Karina Hilario.
Otro aspecto importante son los temores sobre el futuro. Los hijos pueden sentir preocupación por la salud de sus padres debido al envejecimiento, mientras que los padres pueden angustiarse al pensar en el futuro de sus hijos cuando ya no estén para guiarlos. Estos sentimientos, si no se abordan, pueden afectar el bienestar emocional de ambos.
Recomendaciones para construir una relación saludable
Para la psicóloga Hilario, estas son las claves para construir puentes, lograr una mejor conexión e integrarse más en el mundo del hijo:
Validar las emociones que experimentan ambas partes.
Escuchar sin establecer juicios o comparaciones con el pasado.
Tener la apertura y la flexibilidad para poder entenderse.
Actualizarse en temas de crianza e informarse sobre cómo se establecen hoy los límites y se fomenta el desarrollo.
Adaptarse a los nuevos criterios de la escuela, el ámbito social y amical de los hijos.
De ser necesario, podría ser el momento de buscar un apoyo profesional para poder ayudarlos a guiarlos en este proceso, adaptándose a un lenguaje más emocional.
Involucrarse en los gustos de los hijos ya sea en música, tecnología, redes o juegos, para evitar que se creen barreras.
Trabajar mucho en las expectativas o las creencias que tienen sobre sus hijos, para generar mayor flexibilidad, lo que irá reforzando el vínculo.

Los beneficios de la brecha generacional
Hasta el momento, pareciese que tomar la decisión de ser padre o madre con una edad mayor al promedio, solo podría afectar de forma negativa al desarrollo del hijo. Pero como en cualquier aspecto de la vida, así como existen desafíos también las oportunidades que valen la pena considerar. La psicóloga nos brinda algunos beneficios.
Uno de los más evidentes es la estabilidad económica. A esas alturas, es más probable que los padres cuenten con una situación laboral y financiera solventes, lo que les permite ofrecer una educación de calidad, acceso a actividades extracurriculares y una red de apoyo más segura a sus hijos.
Muchos ya habrán alcanzado objetivos personales o profesionales, por lo que pueden disfrutar más la crianza sin sentir que “ponen su vida en pausa”, como sí llegan a sentirse algunos padres jóvenes. Además, la madurez y experiencia es algo imposible de olvidar. Si los padres están dispuestos a adaptarse a los tiempos actuales, estarían llegando a la etapa de la crianza con más autocontrol, paciencia y habilidades para manejar conflictos sin caer en reacciones impulsivas.