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Un abrazo también educa: cómo el apoyo materno eleva la inteligencia de los hijos

  • Un estudio revela que la calidez y la atención emocional en los primeros años de vida pueden influir en la inteligencia de los niños hasta una década después.

El apoyo materno es vital para la inteligencia infantil
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Todos podemos entender que, en los primeros años de vida, cada gesto, palabra y mirada de una madre deja huella en el desarrollo de su hijo. No solo es una cuestión de brindar alimento, abrigo y cuidados básicos; el apoyo emocional y la estimulación temprana tienen un papel decisivo en el desarrollo cognitivo.


El estudio longitudinal Maternal supportiveness is predictive of childhood general intelligence’ publicado en la revista Intelligence (Elsevier) en 2023, realizado por Curtis S. Dunkel, Dimitri Van der Linden y Tetsuya Kawamoto, encontró que el apoyo materno temprano predice niveles más altos de inteligencia en la niñez. La evidencia sugiere que existe una relación directa entre el apoyo materno durante los primeros años y el nivel de inteligencia general que los niños alcanzan incluso una década después.

 

Apoyo materno: el vínculo que potencia el cerebro


La investigación siguió a 1.075 niños (529 niñas y 546 niños) y sus madres durante diez años, midiendo la inteligencia de los menores a los 3, 5 y 10 años. Para evaluar el apoyo materno se empleó una tarea de juego semiestructurada: ‘la tarea de las 3 bolsas’. Esta actividad consiste en que padres e hijos jugaban con juguetes dentro de tres bolsas. Posteriormente, se analizaron los encuentros utilizando los tres pilares del comportamiento materno: sensibilidad parental, estimulación cognitiva y consideración positiva.


Los resultados fueron claros: el apoyo materno brindado entre los 14 y 36 meses se relacionó con mejores puntajes de inteligencia general a los 4 años y, de forma indirecta, hasta los 10 años. Incluso al considerar variables como la inteligencia de la madre o el temperamento del niño, la asociación se mantuvo.


“Cuando las criaturas crecen en entornos donde se les escucha, respeta, se les tiene en cuenta y también se les valida emocionalmente crecen con una sensación de seguridad interna que les permite explorar el mundo y ser autónomos/as”, escribe Nerea Moreno, psicóloga clínica, para Psicología y Mente.

Según los investigadores, las madres que ofrecen calidez, sensibilidad y disponibilidad emocional contribuyen a que sus hijos desarrollen mayor seguridad interna, lo que les permite explorar, aprender y adaptarse mejor al mundo.


Implicaciones para familias y sociedad


Si bien la herencia genética influye en la inteligencia, el estudio recuerda que el entorno y las experiencias tempranas son igualmente determinantes. Un apego seguro, la validación emocional y un ambiente rico en estímulos favorecen un desarrollo cognitivo más sólido.


Los hallazgos ponen sobre la mesa la necesidad de políticas públicas y programas de acompañamiento que apoyen a las familias durante la crianza temprana. Brindar recursos y asesoramiento no solo fortalece el vínculo afectivo, sino que también se pueda impulsar el potencial intelectual de las próximas generaciones.

 

El apoyo materno es vital para la inteligencia infantil
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No solo la madre importa


Aunque este trabajo se centró en el apoyo materno, otras personas significativas como padres, abuelos o cuidadores, también pueden ofrecer el acompañamiento y la estimulación que favorecen el desarrollo intelectual. Cabe resaltar que después de los primeros 10 años, otros factores como la escuela, los amigos y el entorno social comienzan a tener mayor influencia. Sin embargo, incluso una pequeña mejora en el rendimiento cognitivo durante etapas críticas del desarrollo infantil puede ser significativa.


“La psicología del desarrollo señala la importancia de los primeros años de vida especialmente para el desarrollo cerebral. El apoyo emocional, la seguridad afectiva, la estimulación verbal y sensorial que brinda la madre (o la figura de cuidador/a principal) favorecen las conexiones neuronales clave para la inteligencia” comenta Nerea Moreno.

En definitiva, el estudio reafirma algo que muchas madres ya intuían: un abrazo, una palabra de aliento o una atención genuina pueden ser, además de gestos de amor, inversiones a largo plazo en la inteligencia y el futuro de un hijo.

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