El uso regular de tecnología reduce el riesgo de deterioro cognitivo, según estudio
- Redacción Qhali
- 16 abr
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Una revisión de más de 400 mil casos revela que el uso frecuente de dispositivos digitales en adultos mayores puede reducir significativamente el riesgo de deterioro cognitivo, desafiando la idea de una “demencia digital”.


El estudio, liderado por el neuropsicólogo Jared Benge del Centro de Memoria Integral de la Universidad de Texas en Austin, recopiló datos de 57 investigaciones previas con más de 411.000 participantes, en su mayoría con una edad promedio de 69 años. Los investigadores se centraron en los llamados “pioneros digitales”: adultos que adoptaron la tecnología durante su adultez, como quienes pasaron de la máquina de escribir a la computadora personal.
“El uso de tecnología digital en la vida cotidiana está asociado con una mejor salud cognitiva en la vejez”, afirman los investigadores, quienes señalan que este efecto positivo no se explica por factores como nivel socioeconómico, educación o estado de salud general.
Entre los posibles beneficios, el estudio destaca que el uso de dispositivos estimulan habilidades cognitivas como la resolución de problemas y la atención, al requerir que las personas se adapten a interfaces cambiantes y resuelvan problemas tecnológicos. Además, promueve el contacto social —factor clave en la prevención de la demencia— y actúa como un “andamio digital” que apoya la memoria mediante recordatorios, alarmas y aplicaciones organizativas.
A modo de comparación, el uso de tecnología mostró mayor protección contra el deterioro cerebral que otras estrategias conocidas, como la reducción de la presión arterial (13%), la actividad física regular (35%), la educación (47%) o los juegos mentales (31%).
Sin embargo, los investigadores advierten que la tecnología no es una solución universal: el sedentarismo prolongado o la exposición a desinformación también pueden tener efectos negativos.
Asimismo, los resultados deben interpretarse con cautela, ya que se centran únicamente en adultos mayores expuestos por primera vez a la tecnología en la adultez, y no en generaciones más jóvenes que crecieron con estos dispositivos desde la infancia.
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