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¿El ruido puede enfermarnos? La ciencia dice que sí

  • Foto del escritor: Redacción Qhali
    Redacción Qhali
  • 21 abr
  • 3 Min. de lectura
  • El ruido no solo molesta: también enferma. Su impacto va desde el insomnio hasta problemas cardíacos y emocionales.

Ruido
Foto: Unsplash
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Foto: Composición Qhali

Desde un susurro hasta una sirena, los sonidos que nos rodean tienen el poder de alterar nuestro cuerpo, nuestro sueño y hasta nuestro estado de ánimo. La ciencia demuestra que el ruido no es solo una molestia: también es una amenaza silenciosa para la salud.


Los sonidos viajan como ondas invisibles a través del aire, la tierra o el agua. Cuando llegan a nuestros oídos, hacen vibrar pequeñas estructuras dentro del oído, y el cerebro los transforma en lo que percibimos como sonido. Pero cuando ese sonido es muy fuerte o constante, puede dañar nuestra audición y afectar otras funciones del cuerpo.


“Se puede estar expuesto a tanto sonido que destruya la audición”, afirma Erica Walker, epidemióloga de la Universidad de Brown, Estados Unidos.

El poder del ruido: cómo nos afecta


El ruido excesivo no solo daña los oídos. También interrumpe el sueño, genera estrés y altera funciones corporales clave. Según Walker, cuando estamos expuestos a sonidos fuertes, nuestro cuerpo reacciona como si estuviera en una situación de peligro: aumenta la respiración, se acelera el corazón y se liberan hormonas del estrés.


Aunque esta respuesta no es peligrosa si ocurre de forma ocasional, la exposición constante al ruido puede provocar efectos serios en la salud, como:


  • Enfermedades del corazón

  • Hipertensión

  • Problemas para dormir

  • Riesgo de diabetes

  • Menor peso en bebés al nacer

  • Ansiedad y depresión


Un informe europeo indica que el ruido causa cada año 48.000 nuevos casos de enfermedades cardiovasculares y afecta el sueño de 6,5 millones de personas.


Dormir mal: un efecto invisible pero peligroso


Dormir bien no solo mejora el ánimo, también protege la salud. Según Chandra Jackson, investigadora principal de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU., el sueño:


  • Mejora el aprendizaje y la memoria

  • Favorece el crecimiento celular

  • Ayuda a limpiar toxinas del cerebro

  • Refuerza el sistema inmune


Por el contrario, el mal descanso puede causar:


  • Problemas en los vasos sanguíneos

  • Cambios en el metabolismo y apetito

  • Mayor riesgo de obesidad, diabetes e hipertensión

  • Deterioro de la memoria


Incluso sonidos suaves como un susurro pueden interrumpir el sueño. Los ruidos entre 40 y 55 decibeles —como el tráfico lejano— son los más perjudiciales.


El ruido no afecta a todos por igual


La percepción del ruido es subjetiva. Lo que para una persona puede ser molesto, para otra puede pasar desapercibido. Walker lo resume así:

“La paz de una persona es el caos de otra”.

Estudios recientes muestran que las comunidades con menos recursos o poblaciones racializadas son más propensas a sufrir altos niveles de ruido durante el día y la noche. Aunque el ruido se asocia a las ciudades, también está presente en zonas rurales con centros logísticos, infraestructuras de servicio o tránsito pesado.


¿Cómo protegernos del ruido?


Hay varias formas de reducir el impacto del ruido en la vida diaria:

  • Tapones para los oídos o auriculares con cancelación de ruido

  • Evitar escuchar música a alto volumen, especialmente con audífonos

  • Acondicionar espacios con materiales que absorban el sonido (alfombras, cortinas gruesas, paneles acústicos)


La Organización Mundial de la Salud advierte que 1.100 millones de jóvenes entre 12 y 35 años están en riesgo de pérdida auditiva por exposición prolongada al ruido, incluidos los dispositivos personales.


También se recomienda evitar permanecer más de 8 horas cerca de sonidos como una aspiradora o cortadora de césped, y limitar a 15 minutos la exposición a niveles similares al de una obra de construcción sin protección auditiva.


La raíz del problema, como señala Walker, está en una mala planificación urbana:

“El ruido de nuestras ciudades se debe a una planificación desastrosa. Nosotros creamos gran parte de esto, y tenemos que aceptarlo y pensar cómo cambiarlo en el futuro”.

Combatir la contaminación acústica requiere de acciones individuales y políticas públicas, desde regulaciones para el tránsito y la construcción, hasta campañas de concienciación sobre el impacto del ruido en la salud. Porque aunque no lo veamos ni lo toquemos, el ruido puede enfermar. Y aprender a protegernos del sonido es, también, una forma de cuidar nuestra vida.

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