Así es como una conmoción cerebral puede dañar tus oídos
- Redacción Qhali
- hace 1 día
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Mareos y visión borrosa son síntomas conocidos de una conmoción cerebral, pero pocos saben que también puede afectar la audición.

Este es un juego que resume la nota de abajo, juega y conoce todo sobre las conmiciones cerebrales.
Aunque las conmociones cerebrales suelen asociarse con síntomas inmediatos como mareos, dolor de cabeza o visión borrosa, existen consecuencias menos visibles pero igual de preocupantes: alteraciones auditivas y dificultades para procesar sonidos. De acuerdo con expertos de la Mayo Clinic, muchas personas que han sufrido este tipo de trauma continúan presentando zumbidos persistentes en los oídos, dificultad para comprender conversaciones en ambientes ruidosos e intolerancia a ciertos sonidos, incluso después de superar los síntomas iniciales.
¿Qué es una conmoción cerebral?
Una conmoción cerebral es una forma leve de lesión cerebral traumática (TBI, por sus siglas en inglés) causada por un golpe o sacudida en la cabeza que altera temporalmente el funcionamiento normal del cerebro. Aunque se considera “leve”, puede tener efectos duraderos, especialmente si se repite o no se trata adecuadamente. Entre las consecuencias menos conocidas está el deterioro de funciones sensoriales como la audición.
Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), solo en Estados Unidos se registran alrededor de 2.8 millones de casos de TBI cada año, siendo las caídas, los accidentes de tránsito y los deportes de contacto las causas más comunes. En Perú, el Ministerio de Salud reporta que siete de cada diez atenciones por accidentes en emergencias están relacionadas con traumatismos craneoencefálicos leves, aunque aún no existe un registro nacional sistematizado.
El oído, una víctima silenciosa
La Dra. Katie Dease, audióloga del sistema de salud Mayo Clinic, explica que una conmoción puede afectar las delicadas células ciliadas del oído interno, responsables de transformar las vibraciones sonoras en señales eléctricas para el cerebro. Una vez dañadas, estas células no se regeneran, lo que puede derivar en tinnitus (zumbido constante), pérdida parcial de audición y dificultades para entender el habla, sobre todo en lugares con ruido de fondo.
“Las células ciliadas son como hojas de pasto: algunas se levantan tras ser pisadas, pero otras quedan aplastadas para siempre. Lo mismo sucede en el oído tras un traumatismo”, afirma Dease.
No siempre se detectan los daños auditivos con una prueba de audición convencional. Estudios realizados en universidades estadounidenses aplicaron el test “Speech-in-Noise” (SIN), que mide la capacidad de entender frases entre ruidos, a estudiantes que habían sufrido conmociones. Los resultados revelaron una clara disminución en la comprensión del habla en ambientes sonoros, incluso cuando el oído parecía funcionar bien en reposo.
Este fenómeno se conoce como trastorno del procesamiento auditivo central (TPAC) y puede impactar gravemente en el aprendizaje, la atención y las habilidades sociales, especialmente en niños y adolescentes.
Actividades que aumentan el riesgo
Las conmociones cerebrales pueden afectar tanto a adultos como a menores. Las situaciones más frecuentes en las que ocurren incluyen:
Caídas domésticas o escolares, sobre todo en niños y personas mayores
Deportes de contacto como fútbol, baloncesto, rugby y hockey
Actividades recreativas como ciclismo, patinaje, skate o esquí
Accidentes vehiculares
Trabajos de alto riesgo, como el servicio militar o la policía
¿Cuándo acudir a un especialista?
Los síntomas auditivos pueden manifestarse días o incluso semanas después de la conmoción. Se recomienda buscar atención médica si se presentan:
Mareos prolongados o pérdida del equilibrio
Ruidos constantes en los oídos (tinnitus)
Dificultades para escuchar o entender lo que se dice
Sensibilidad excesiva al ruido
Cambios de comportamiento o dificultades escolares en niños
Ante estos signos, es aconsejable consultar a un otorrinolaringólogo para descartar lesiones estructurales, y a un audiólogo o logopeda para realizar pruebas específicas. El tratamiento puede incluir terapia auditiva, entrenamiento en procesamiento del sonido o el uso de audífonos.
La mayoría de personas logra recuperarse de una conmoción cerebral, pero en algunos casos las secuelas auditivas persisten y afectan significativamente la calidad de vida. Detectarlas a tiempo y abordarlas con un enfoque multidisciplinario puede prevenir consecuencias permanentes.
“No se trata solo de oír sonidos, sino de poder entender y relacionarnos con el entorno. La audición es clave para la comunicación, el equilibrio emocional y la seguridad”, concluye la Dra. Dease.
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