¿Cómo influye la familia de origen en nuestras relaciones de pareja?
- Redacción Qhali
- 12 jun
- 2 Min. de lectura
A veces, las heridas que arrastramos desde casa se hacen visibles cuando amamos. Comprender ese origen es clave para sanar en pareja.


Es importante establecer el concepto de “familia de origen”, el cual se entiende como la familia en la que crecimos, antes de formar vínculos adultos, y que es capaz de moldearnos más de lo que creemos. La familia de origen es nuestro primer entorno emocional y social. Allí entendemos cómo se ama, cómo se resuelven los conflictos, cómo se expresa el afecto o se responde ante la frustración.
El psiquiatra español Juan Linares y su compatriota, la psicóloga Carmen Campo, explican en su libro “Tras la honorable fachada” cómo algunas familias son justamente eso, una fachada. La cual oculta una variedad de dinámicas dañinas que no tienen nada que ver con la imagen familiar que se proyecta al público.
Entonces, aquello que no se habla o se normaliza en la infancia, puede afectar en un futuro a nuestras relaciones de pareja. Linares y Campo señalan que detrás de muchas familias aparentemente funcionales se esconden dinámicas que pueden marcar emocionalmente a sus integrantes, a veces dejando huellas que derivan en trastornos complejos, como:
Trastorno depresivo persistente (antes conocido como distimia)
En los años 70, el reconocido psiquiatra estadounidense Robert Spitzer es quien empieza a popularizar el término “distimia”. Una palabra que según la etimología puede interpretarse como “humor anormal”. En aquellos tiempos, un trastorno que costaba diferenciar de la depresión mayor.
Hasta que, en el 2013, el “Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales”, reconocería a la distimia como el trastorno depresivo persistente. Y como su nombre lo dice, estamos hablando de un tipo de depresión persistente en el tiempo, pero con síntomas de intensidad menor, con relación a la depresión mayor.
Es necesario tener en cuenta que, el trastorno depresivo persistente afecta a la calidad de vida de la persona que lo padece al punto de convertirse en asunto crónico. Por ello, requiere de tratamiento psicoterapéutico.
Depresión mayor
Es de intensidad superior que el trastorno depresivo persistente. Además de su profunda tristeza, viene acompañada de alteraciones del sueño, del apetito, y un considerable grado de desesperanza sin una posible causa evidente.
La influencia de las dinámicas familiares en la relación de pareja
Ambos trastornos afectan la relación de pareja, pero también pueden verse agravados por ella. El vínculo conyugal puede convertirse en un espacio donde se repiten patrones, se activan traumas o se amplifican heridas no resueltas. Lo que quiere decir que un miembro de la relación puede afectar por completo al otro.
“Es necesario no dejar de mencionar que una relación de pareja basada en el respeto mutuo, en la empatía y, en un resumen, en el amor, puede ser un factor preventivo de diferentes trastornos.”, indica la magister en psicología educacional, Lourdes De La Puente Arbaiza para el portal Psicología y Mente.
Para Lourdes De La Puente Arbaiza, el trabajo de investigación desarrollado por Linares y Campo da vía a que la depresión mayor y el trastorno depresivo persistente se planteen desde un ángulo diferente. Ya no como una problemática individual, sino donde es necesario que la pareja se sume al tratamiento psicoterapéutico, incluso, de requerirse también la familia.
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