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De la incertidumbre a la precisión: avances que transforman la detección del cáncer de próstata

  • No todos los cánceres de próstata requieren tratamiento inmediato. Con diagnóstico de precisión, es posible vigilar en lugar de intervenir.

De la incertidumbre a la precisión: avances que transforman la detección del cáncer de próstata

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Durante mucho tiempo, la detección del cáncer de próstata estuvo envuelta en interrogantes: ¿es realmente eficaz el tacto rectal?, ¿qué hacer ante un PSA elevado?, ¿cuántos hombres reciben tratamientos que quizás no necesitaban? Hoy, los avances médicos han cambiado el panorama, ofreciendo herramientas capaces de mostrar con mayor claridad lo que sucede en la glándula prostática y reduciendo la necesidad de “adivinar” el siguiente paso.


En América Latina, este tipo de cáncer ocupa el primer lugar entre los hombres. Solo en 2020 se registraron alrededor de 413,000 nuevos diagnósticos y cerca de 85,000 muertes, con una tasa de incidencia de 56,4 casos por cada 100,000 varones, una de las más altas a nivel mundial. Sin embargo, un análisis en siete países de la región reveló que aproximadamente el 25% de los pacientes con tumores de bajo riesgo —candidatos a vigilancia activa— recibieron tratamientos invasivos como prostatectomía radical o radioterapia.


Uno de los grandes avances para mejorar la toma de decisiones es la resonancia magnética multiparamétrica, que permite obtener imágenes detalladas de la próstata e identificar lesiones sospechosas incluso cuando los métodos tradicionales no muestran anomalías. Esta técnica ayuda a determinar el tamaño, la ubicación y la posible agresividad del tumor, lo que facilita decidir si es momento de intervenir o si es más seguro optar por un seguimiento controlado.


Nuevos avances científicos del cáncer de próstata


En el ámbito de las pruebas de laboratorio, el antígeno prostático específico (PSA) sigue siendo la herramienta más usada para el tamizaje, aunque ya existen variantes más específicas, como la relación PSA libre/total, capaces de diferenciar entre cáncer y enfermedades benignas como la hiperplasia prostática. Esto disminuye la cantidad de biopsias innecesarias y permite enfocar el tratamiento en los casos que realmente lo requieren.


La imagen molecular ha supuesto otro salto en precisión. Mediante el uso de radiotrazadores especializados, como el PET con PSMA (antígeno prostático específico de membrana), es posible detectar la enfermedad en fases muy iniciales y localizar pequeñas metástasis que pasarían inadvertidas con otros estudios.


Este avance ha impulsado el enfoque teranóstico, que utiliza un mismo objetivo molecular para diagnosticar y tratar. Así, la molécula que permite identificar el tumor en la imagen también puede cargarse con un agente terapéutico para destruir las células cancerosas. Este método abre la puerta a tratamientos dirigidos, menos invasivos y con mejores resultados, al tiempo que reduce efectos secundarios.


El manejo del cáncer de próstata ya no se basa únicamente en encontrar y eliminar el tumor, sino en hacerlo de manera precisa, personalizada y oportuna. El reto actual es intervenir cuando es necesario y evitar procedimientos que no aporten beneficio, priorizando tanto la salud como la calidad de vida del paciente.

 
 
 

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