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El arte de perdonar: una herramienta para sanar, no un acto de debilidad

  • Lo confirma la ciencia. Perdonar mejora tu salud física y mental, según estudios

El arte de perdonar: una herramienta para sanar, no un acto de debilidad

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Perdonar es el acto que viene después de un desafortunado acontecimiento en la vida de alguien. Es lejano a la naturaleza humana, ya que se presenta justo en el momento en el que el ser humano puede sentir emociones negativas como el rencor, venganza, ira, resentimiento y odio. Justamente eso hace que muchos decidan por omitir este paso y se queden con las malas emociones. Todo eso afecta la salud mental y física debido al estrés. El estrés, a su vez, da paso al miedo y a la ansiedad. Esto influye en el sueño.


«Explorar sus beneficios psicológicos desde un enfoque científico es el eje de nuestro trabajo», explica Saray Bonete, investigadora del centro. Junto a la directora Clara Molinero —quien se formó en el International Forgiveness Institute de Wisconsin-Madison— impulsan la difusión de esta herramienta para gestionar conflictos personales, laborales y académicos.

Uno de los principios clave es distinguir lo que sí y lo que no es perdonar. “Pasar página”, justificar a quien nos hizo daño o fingir que no ocurrió no son formas reales de perdón, sino mecanismos evasivos. Según Bonete, el verdadero perdón comienza al reconocer la ofensa y afirmar con claridad: “Esto que me hicieron, no lo merezco”.


Desde ahí, se emprende un camino introspectivo. No requiere que el agresor pida disculpas, ni siquiera que siga vivo. El perdón no implica reconciliación, sino un acto interno y voluntario de devolver dignidad al otro sin anular el propio dolor. En palabras del pionero Robert Enright, se trata de “devolver a la otra persona el lugar que tenía en nuestro corazón antes de la ofensa”.


Este proceso —que puede ser sencillo ante agravios menores, pero arduo ante heridas profundas como abusos o traiciones— permite transformar la ira y el deseo de venganza, emociones que deterioran la salud física y emocional. Los talleres del Instituto muestran una disminución en los niveles de resentimiento y un aumento en la autoestima, la esperanza y el bienestar general.


Perdonar para dormir mejor y vivir en paz


Los estudios realizados por el Instituto del Perdón también sugieren que practicar el perdón reduce los síntomas de ansiedad y depresión, e incluso puede mejorar el sueño. “Muchas veces, el insomnio se relaciona con resentimientos no resueltos”, añade Bonete.


En el ámbito social, la capacidad de perdonar fortalece los vínculos. Los jóvenes, por ejemplo, tienden a abandonar relaciones ante el primer conflicto. Aprender a perdonar permite relaciones más duraderas y menos superficiales.


¿Es entonces el perdón una forma de debilidad? Bonete responde con firmeza: no. “No se trata de ceder, sino de ordenar prioridades, poner límites y elegir la paz como principio de vida”. En una sociedad marcada por el odio y la polarización, fomentar una cultura del perdón y el diálogo podría transformar nuestras instituciones y relaciones cotidianas.


El desafío es grande, pero quienes lo practican aseguran que vale la pena. “Después de entrenarme en el perdón, hay quienes me dicen que no saben cómo podían vivir sin esta perspectiva”, concluye Bonete.

 
 
 

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