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Hacer ghosting y ser ghosteado: el impacto silencioso en tu autoestima

  • Una práctica común en la era digital que puede dejar huellas emocionales profundas tanto en quien la sufre como en quien la ejerce.

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    Foto: Freepick
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  • En tiempos de hiperconectividad, una paradoja emocional ha ganado terreno: el fantasma , una conducta en la que una persona corta todo tipo de comunicación sin explicación previa. Este comportamiento no solo ocurre en relaciones amorosas, sino también en amistades, entornos laborales y vínculos familiares.


    Según un estudio publicado por Psychology Today , más del 60% de adultos jóvenes en EE.UU. UU. han sido fantasmados al menos una vez , y un 25% admite haberlo hecho. En Perú, aunque no existen cifras oficiales, los psicólogos reportan un aumento de casos que describen experiencias similares, especialmente en la población joven y adulta joven.


    Un golpe invisible a la autoestima


    Ser fantasmaeado puede provocar una serie de reacciones emocionales intensas: ansiedad, tristeza, confusión y en muchos casos, un deterioro en la percepción del propio valor personal.

    “El fantasma deja a la persona sin cierre emocional, generando una herida abierta que puede activar inseguridades previas o incluso desarrollar síntomas de depresión”, explica la psicóloga peruana Zulita Dioses , especialista en salud mental y relaciones interpersonales.


    En una era donde las relaciones se gestionan con una "visto" o una reacción de emoji, el silencio se ha convertido en un arma poderosa y, muchas veces, destructiva. "La ausencia de respuesta no es neutral. Es una forma de comunicación que impacta profundamente en la construcción de la autoestima" , añade Dioses.


    ¿Y quiénes hacen ghosting? No quedan ilesos


    Aunque pueda parecer lo contrario, quien hace ghosting también puede verse afectado emocionalmente . En muchos casos, lo hace como mecanismo de evitación o defensa emocional, para no afrontar una conversación incómoda o un conflicto interno.


    Una investigación publicada en Journal of Social and Personal Relationships concluye que muchas personas que hacen fantasmas sienten culpa, ansiedad o vergüenza posteriormente, especialmente si desarrollan empatía por la persona afectada.


    “Evitar un cierre por miedo al conflicto es una práctica que termina reforzando patrones de evasión emocional, que a la larga afecta la calidad de las relaciones y la salud mental de quien fantasma” , señala el psicólogo español Marc Ruiz , experto en vínculos afectivos.


    La necesidad de hablar del tema (y buscar ayuda)


    El efecto fantasma suele minimizarse o incluso normalizarse, pero su impacto puede ser duradero. Por ello, los expertos coinciden en que es fundamental visibilizar esta práctica y promover una comunicación emocional más responsable .


    En el caso de quienes han sido fantasmados, se recomienda trabajar el duelo con acompañamiento profesional. “No se trata de buscar respuestas del otro, sino de reenfocar la atención hacia uno mismo, reconstruyendo la autoestima y fortaleciendo los límites personales” , enfatiza Zulita Dioses.


    Recomendaciones para enfrentar el ghosting


    • Valida tus emociones : Sentir enojo, tristeza o confusión es totalmente válida. No te juzgues.

    • No te culpes : El silencio del otro no define tu valor personal.

    • Busca apoyo : Hablar con un terapeuta o con personas de confianza puede ayudar a procesar el abandono.

    • Fortalece tu autoestima : Realiza actividades que refuercen tu sentido de valía y conexión contigo mismo.

    • Sé claro y empático en tus relaciones : Si decides terminar un vínculo, hazlo con honestidad y respeto.


    Porque detrás de cada “visto” sin respuesta, hay una persona con emociones reales. Y frente a ello, el silencio no debería ser la salida más fácil, sino una alerta de que, quizás, ha llegado el momento de aprender a comunicarnos con más humanidad .

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