La estatura también pesa en las emociones: cuando la altura se convierte en un complejo social
- Redacción Qhali
- 8 jul
- 3 Min. de lectura
Un estudio revela cómo sentirse acomplejado por la estatura puede intensificar los celos, la envidia y la competitividad, especialmente entre hombres.


Acaso ¿no te has percatado que, desde la infancia, la sociedad transmite mensajes sobre el valor de ser alto o bajo? En muchos contextos culturales, ser alto se percibe como una ventaja, pero ¿qué pasa con los que están al otro extremo? Esta valoración no solo afecta la percepción externa, sino también la autoimagen y la autoestima.
La estatura, mucho más que una cuestión física
Diversos estudios han demostrado que los individuos altos tienden a recibir un trato más favorable tanto en el ámbito profesional como en el social. Por ejemplo, los hombres suelen ser considerados más competentes, atractivos y dominantes. Para las mujeres, aunque la presión es menor, también existen estándares que asocian la estatura con la elegancia y la feminidad.
“Una talla baja puede provocar inseguridad. Si uno llega a un lugar donde la mayoría son altos, tienes que echar mano de tu fortaleza para salir adelante”, expuso Arturo Ayala Estrada, endocrinólogo pediatra egresado de la Universidad Autónoma del Estado de México, para La Jornada.
Pero estas expectativas pueden generar malestar en quienes no encajan con los ideales de altura. Así, lo que parece un simple rasgo físico puede convertirse en un factor psicológico que influye profundamente en la forma en que una persona se relaciona consigo misma y con los demás.
Insatisfacción: más percepción que centímetros
La insatisfacción con la altura no depende solo de lo que sentencia una cinta métrica, sino de cómo cada persona valora su estatura. Es una cuestión de percepción subjetiva en la cual influyen comparaciones sociales, ideales culturales y experiencias personales. Muchas personas desean ser más altas incluso si su estatura se encuentra dentro del promedio, debido a que asocian la altura con el éxito, el atractivo y la aceptación social.
Una autovaloración afecta incluso las emociones más íntimas. Los celos, la envidia y la competitividad son respuestas comunes cuando la comparación social está presente. Estas emociones forman parte de lo que los psicólogos llaman “competencia intrasexual”, es decir, la rivalidad entre personas que compiten por estatus, recursos o parejas potenciales.

El estudio que lo confirma
Un reciente estudio realizado en Estados Unidos, publicado en la revista Evolutionary Behavioral Sciences, contó con 302 adultos heterosexuales de entre 20 y 72 años. Se evaluó su estatura real, la altura anhelada y el grado de satisfacción con su talla. Además, se aplicaron cuestionarios para medir tendencias a sentir envidia, celos y competitividad frente a personas del mismo sexo.
“Los hombres bajos se mostraron más celosos que los de mayor estatura cuando su pareja hablaba con otras personas”, explicó Lance Workman, profesor de psicología en la Universidad del Sur de Gales, para la BBC.
Los resultados fueron reveladores: tanto hombres como mujeres desean ser más altos de lo que son. Pero en los hombres, la insatisfacción con su estatura se relacionó más intensamente con emociones como celos y competitividad.
Cuando el complejo escala
La insatisfacción con la altura no solo afecta la autoestima, puede condicionar la forma en que una persona actúa en lo social y emocional. Muchas personas acomplejadas tienden a experimentar relaciones marcadas por la desconfianza o la rivalidad. Además, buscan compensaciones: desde calzado especial hasta cirugías.
La presión social y los ideales estéticos que vinculan el éxito con ser alto refuerzan este malestar. En ese sentido, la estatura deja de ser un dato biológico para convertirse en una construcción psicológica y cultural.
Lo que falta por explorar
Aunque el estudio aporta hallazgos sólidos, también nos deja con algunas preguntas. Al haber sido realizado principalmente con participantes occidentales, educados y usuarios de internet, sus conclusiones podrían no representar realidades culturales más diversas.
“La insatisfacción con la altura puede intensificar emociones como los celos y la competitividad, especialmente en hombres. Comprender la influencia de la percepción subjetiva sobre la estatura es clave para promover la aceptación personal y reducir el impacto de los complejos sociales en la vida cotidiana”, concluye Javi Soriano, psicólogo graduado en la Universidad de Valencia, para Psicología y Mente.
Profundizar en cómo influyen los medios, las normas sociales y los recursos psicológicos en la relación entre altura y emociones será clave para fomentar una mayor aceptación del cuerpo y promover el bienestar emocional. La altura puede medirse en centímetros, pero su impacto se siente en el alma.
*El estudio se titula "Intrasexual envy, jealousy, and competitiveness are associated with height and height dissatisfaction", y fue publicado en el 2025 en la revista Evolutionary Behavioral Sciences .
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