Likes, dopamina y la trampa de la aprobación: ¿por qué nos importa tanto quién nos da like?
- Lorena Said
- 5 ago
- 3 Min. de lectura
En la era digital, un "me gusta" puede convertirse en el termómetro de nuestro valor personal.

Vivimos en una era donde un simple "like" puede cambiar nuestro estado de ánimo en segundos. Publicamos una foto, un reel, una historia... y esperamos. No solo esperamos que alguien lo vea, sino que lo valide. Que le guste. Y, si es una persona especial, que lo vea, lo reaccione y, ojalá, comente.
Pero ¿por qué sentimos esa descarga de alegría, esa pequeña euforia cuando vemos un corazón rojo o un número subir? ¿Qué hay detrás de esa sensación? La respuesta tiene nombre científico: dopamina.
La dopamina: la sustancia detrás del "me gusta"
La dopamina es un neurotransmisor que actúa como el sistema de recompensa del cerebro. Es lo que nos hace sentir placer, motivación y satisfacción. Se activa cuando comemos algo delicioso, cuando conseguimos una meta... o cuando recibimos atención y aprobación social.
Las redes sociales están diseñadas para activar ese sistema constantemente:
Publicas una foto.
Recibes likes.
Tu cerebro lo interpreta como "me quieren", "le gusto", "valgo".
Se libera dopamina.
Sientes felicidad momentánea.
Quieres repetir la experiencia.
Y así se crea un ciclo de dependencia emocional hacia la validación externa.
¿Y si el like es de esa persona?
Ahora, súmale un ingrediente más poderoso: el like de alguien especial.
Puede ser alguien que te gusta, tu ex, tu crush, una figura que admiras o alguien de quien esperas una señal. Cuando esa persona reacciona a tu contenido, el golpe de dopamina es aún más fuerte, porque no solo estás recibiendo validación... estás recibiendo atención selectiva de alguien emocionalmente relevante para ti.
Tu cerebro interpreta eso como una señal de conexión o de valor, aunque sea mínima.Y ahí se activa otra cosa: la ilusión de reciprocidad emocional."Si vio mi historia, tal vez está pensando en mí", "Si le dio like, tal vez siente algo".Pero muchas veces no es así. Y caemos en una montaña rusa emocional que no controla el otro, sino nuestro propio deseo de ser vistos.
Like ≠ amor. Like ≠ aprobación real.
Es importante recordar esto: un like es fácil, automático, muchas veces inconsciente. No siempre significa interés real, ni aprobación profunda, ni amor. Puede ser cortesía, hábito, o simplemente un toque más entre decenas.
El problema es que le damos un peso emocional enorme a algo que no lo tiene por sí mismo.
Esto puede volverse especialmente dañino si tu autoestima empieza a depender de las reacciones que otros tienen sobre lo que publicas. Porque entonces:
Si no recibes likes, piensas que no gustas.
Si esa persona no ve tu historia, te frustras.
Si ves que otros reciben más reacciones, te comparas.
Y lo que era una red social se convierte en una red de ansiedad.
¿Podemos usar los likes sin depender de ellos?
Sí, pero requiere consciencia.
Publica por ti, no por los demás.
Reconoce cuándo estás buscando validación.
Aprende a disfrutar del silencio digital.
No todo el mundo expresa lo que siente en redes.
La aprobación más valiosa no viene del like, sino del respeto, el tiempo y la atención real.
El like te da dopamina, pero no te da felicidad real
Recibir likes, especialmente de alguien especial, puede sentirse increíble. Es normal. No está mal. Nuestro cerebro está programado para disfrutarlo.
Pero si nuestra autoestima empieza a depender de eso, estamos entrando en terreno peligroso. La felicidad no se mide por corazones en una pantalla. Y aunque se siente bien ser visto, lo importante es aprender a validarnos sin esperar aplausos digitales.
El like dura segundos. La conexión real, contigo y con otros, es lo que realmente construye bienestar.
Comentarios