No importa la cantidad: los alimentos ultraprocesados dañarían la salud incluso en porciones pequeñas, según un estudio
- Micaela Yalle
- 13 oct
- 3 Min. de lectura
Según el estudio publicado en Cell Metabolism, no es únicamente la cantidad consumida, sino la propia composición de los alimentos ultraprocesados lo que provoca daños en el organismo.


Es de noche y no has cenado nada; el hambre empieza a apoderarse de ti. Inmediatamente pasa por tu mente pedir comida rápida para sacarte del apuro y calmar el vacío en el estómago. Sabes que no es la opción más saludable, pero la urgencia y la comodidad parecen más fuertes. Es ahí donde surge el riesgo de terminar comiendo alimentos ultraprocesados.
Un estudio publicado en Cell Metabolism evaluó cómo afectan a la salud las dietas ultraprocesadas y no procesadas en 43 hombres de 20 a 35 años. Cada participante siguió ambas dietas durante tres semanas, con un descanso de tres meses entre ellas. Aunque ambas contenían la misma cantidad de calorías, quienes consumieron alimentos ultraprocesados experimentaron resultados negativos en comparación con la dieta no procesada.
De lo natural a lo ultraprocesado
Para entender el término, cabe señalar que la palabra "ultraprocesado" proviene del sistema NOVA, creado por investigadores de la Universidad de San Pablo, Brasil, que clasifica los alimentos en cuatro categorías:
Alimentos no procesados o mínimamente procesados: Se consumen casi en su estado natural o solo se modifican ligeramente. Ejemplos: frutas, verduras, leche, huevos, nueces.
Ingredientes culinarios procesados: Se usan para preparar alimentos, no se consumen solos. Ejemplos: aceite, mantequilla, azúcar, sal, especias.
Alimentos procesados: Se les añaden ingredientes, pero sin afectar significativamente la salud. Ejemplos: queso, mermeladas, panes caseros, frutas enlatadas, tofu.
Alimentos ultraprocesados: Contienen varios aditivos y pasan por procesos industriales complejos; son altos en calorías y bajos en nutrientes. Ejemplos: comidas rápidas, cereales de desayuno, bollería industrial, snacks empaquetados.
¿Solo afecta a las personas que no están sanas?
Algunas personas creen que los efectos negativos de los alimentos ultraprocesados solo ocurren si tu salud ya está comprometida. Sin embargo, según Romain Barrés, del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) explicó que no es así.
“Nos sorprendió la cantidad de funciones corporales que se veían alteradas por los alimentos ultraprocesados, incluso en hombres jóvenes y sanos”, mencionó.
Esto demuestra que no es solo la cantidad de calorías lo que importa, sino la naturaleza de los alimentos: los ultraprocesados pueden afectar la salud incluso cuando se consumen en la misma cantidad que alimentos frescos o mínimamente procesados.
Riesgos de alimentos ULTRAPROCESADOS
Según el estudio, los participantes que consumieron alimentos ultraprocesados presentaron:
Aumento de grasa y riesgo cardiovascular: Ganaron alrededor de 1 kilo más de masa grasa y aumentó la relación entre colesterol LDL y HDL.
Alteraciones hormonales y reproductivas: Disminuyeron hormonas relacionadas con el metabolismo y la fertilidad (GDF-15 y FSH) y la calidad del esperma se redujo.
Contaminantes industriales: Los procesos de fabricación y aditivos aumentan el riesgo de exposición a sustancias dañinas.
Exposición a ftalatos: Se detectó un incremento de ftalato cxMINP, un químico de plásticos que altera hormonas.
¿Cómo tener una dieta saludable?
La plataforma Mejor con Salud recomienda priorizar alimentos de origen vegetal, como frutas y verduras frescas, consumiendo varias porciones al día. También sugiere incluir cereales integrales como arroz, pan o avena, y legumbres varias veces a la semana. Los productos lácteos deben ser moderados y bajos en azúcar, mientras que las proteínas animales conviene limitarlas a carnes magras, pescado y huevos según las necesidades individuales.
Por otro lado, se aconseja beber principalmente agua, infusiones o jugos naturales y limitar los alimentos ultraprocesados, ya que su consumo excesivo se asocia con enfermedades crónicas. Esto incluye bollería industrial, embutidos, frituras, snacks y refrescos azucarados.
“Los riesgos son alarmantes y ponen de relieve la necesidad de revisar las directrices nutricionales para proteger mejor contra las enfermedades crónicas”, finalizó Barrès.
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