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Estos son los trastornos alimenticios más peligrosos

  • Foto del escritor: Redacción Qhali
    Redacción Qhali
  • 14 abr
  • 3 Min. de lectura
  • Nuevos datos revelan riesgos para la salud de los trastornos alimenticios.

trastornos
Los trastornos alimenticios son más comunes de lo que parece. Foto: Unsplash.



En la actualidad, la alimentación juega un papel sumamente importante, la mayoría de personas se basan en el físico resaltando si uno es delgado o si tiene un peso elevado. Sin embargo, lo que los otros opinen, sumado a las redes sociales que muestran el cuerpo perfecto y cómo debe ser, se desarrollan trastornos de la conducta alimentaria (TCA) estos son la anorexia, bulimia y los atracones, las cuales son condicones psiquiátricas complejas que afectan a muchas personas a nivel mundial.


Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 70 millones de personas en el mundo padecen algún tipo de TCA, una cifra que ha ido en aumento en los últimos años, especialmente entre adolescentes y jóvenes. En el caso de Perú, un estudio realizado por el Ministerio de Salud (Minsa) en 2023 reveló que al menos el 10% de los adolescentes en Lima Metropolitana presenta conductas alimentarias de riesgo, mientras que el 3% ya desarrolla un trastorno clínico diagnosticable.



“Cada vez vemos más casos en edades más tempranas, incluso en niños de 9 o 10 años”, señala la psiquiatra María Elena Cárdenas, del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado.

¿Cuáles son los trastornos de la conducta alimentaria más peligrosos?


El psicólogo Javi Soriando, menciona al portal psicología y mente los tres tipos de TCA:


  1. Anorexia nerviosa


La anorexia nerviosa es el trastorno de la conducta alimentaria más peligroso, con una tasa de mortalidad estandarizada de 5.21, lo que significa que quienes la padecen tienen más de cinco veces el riesgo de morir que la población general. Su letalidad se debe a los graves efectos físicos —como desnutrición, arritmias, osteoporosis e infecciones, y a su alta tasa de suicidio. La negación de la enfermedad y la resistencia al tratamiento agravan el pronóstico. Por ello, es esencial una detección temprana, un abordaje multidisciplinario y campañas de prevención que promuevan una imagen corporal saludable.


  1. Trastorno alimentario no especificado (TANE)


Con una tasa de mortalidad estandarizada de 2.51, el Trastorno Alimentario No Especificado (TANE) se posiciona como el segundo más mortal entre los trastornos alimentarios. Este diagnóstico abarca conductas alimentarias disfuncionales que no encajan completamente en otras categorías clínicas. Entre sus riesgos se encuentran complicaciones cardíacas y digestivas, alteraciones en los niveles de electrolitos, daños dentales, así como la presencia frecuente de trastornos del ánimo y ansiedad.


  1. Bulimia nerviosa


La bulimia, cuya tasa de mortalidad estandarizada alcanza el 2.20, conlleva serios riesgos para la salud a largo plazo. Entre sus principales complicaciones se encuentran el desgaste dental y enfermedades periodontales, alteraciones cardíacas como arritmias y aterosclerosis, trastornos ginecológicos y reproductivos, así como afecciones gastrointestinales persistentes.


  1. Trastorno por atracón

Aunque presenta la tasa de mortalidad estandarizada más baja entre los trastornos alimentarios (1.46), el trastorno por atracón conlleva riesgos importantes para la salud. Entre sus posibles consecuencias se encuentran enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, presión arterial elevada, niveles altos de colesterol, afecciones musculoesqueléticas y apnea del sueño.



Tratamiento y prevención


Los trastornos alimentarios tienen altas tasas de mortalidad, lo que exige una respuesta urgente en salud pública. Por ello, es sumamente importante tratarlo y prevenirlo de la siguiente manera:


  • La detección temprana es clave; es necesario capacitar a profesionales, docentes y familias para reconocer señales de alarma.

  • El tratamiento debe ser integral, abordando tanto lo físico como lo emocional.

  • La anorexia nerviosa requiere intervenciones intensivas y seguimiento a largo plazo debido a su gravedad.

  • La prevención debe comenzar en edades tempranas, promoviendo una imagen corporal positiva y hábitos saludables.

  • Las campañas de concienciación ayudan a eliminar estigmas y fomentar la búsqueda de ayuda.

  • Mejorar el acceso a tratamientos especializados y asegurar su continuidad es esencial.

  • La investigación constante es vital para reducir la mortalidad y mejorar los abordajes terapéuticos.

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