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La enfermedad del dolor: Una conexión entre la mente y el uerpo

  • El dolor crónico no solo afecta al cuerpo, también está profundamente ligado a la mente.

Enfermedad del dolor
Foto: Freepik


El dolor es una experiencia universal que afecta tanto al cuerpo como a la mente, y puede definirse como una sensación desagradable y perturbadora que surge cuando el cuerpo detecta un daño o una lesión. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el dolor crónico se caracteriza por durar más de tres meses y puede impactar significativamente la calidad de vida. Se estima que una de cada cinco personas en el mundo sufre de dolor crónico, lo que lo convierte en un problema de salud pública de gran relevancia.


Este fenómeno no solo involucra aspectos físicos, sino que también está estrechamente relacionado con factores psicológicos que afectan nuestra percepción del dolor y la manera en que lo enfrentamos. En esta nota, exploraremos cómo la psicología se vincula con lo que se conoce como la "enfermedad del dolor", y cómo la mente puede influir tanto en su aparición como en su persistencia, según información citada por expertos del portal web Psicología y Mente.


Dolor agudo y crónico: ¿Qué los hace diferentes?


El dolor no siempre se manifiesta de la misma forma. El dolor agudo, por ejemplo, suele estar relacionado con una lesión o daño físico puntual. Funciona como una alarma natural del cuerpo: nos avisa que algo no anda bien y necesita atención. Una vez que la causa se resuelve, el dolor desaparece. En este tipo de casos, los elementos psicológicos suelen ser mínimos, aunque pueden aparecer sentimientos como ansiedad o miedo ante la posibilidad de una enfermedad.


En cambio, el dolor crónico es más complejo. Se prolonga en el tiempo, incluso cuando ya no hay una causa física evidente, y en muchos casos se convierte en una fuente constante de malestar. Aquí es donde la psicología entra en juego de manera más profunda, ya que hay factores emocionales y psíquicos que pueden influir en la percepción del dolor e incluso mantenerlo.


Cómo el sufrimiento mental puede afectar tu cuerpo

Numerosos estudios y casos clínicos han demostrado que nuestra mente tiene un rol fundamental en cómo percibimos el dolor. Por ejemplo, cuando una persona se distrae o se enfoca en otra actividad, la sensación de dolor puede disminuir considerablemente. Esto demuestra que no solo se trata de un fenómeno físico, sino también de un componente psíquico que modula esa experiencia.


En este contexto, algunos especialistas se refieren a la “enfermedad del dolor” para hablar del dolor crónico que persiste sin una causa médica clara, y donde se pone en evidencia que la mente puede contribuir consciente o inconscientemente a perpetuar el sufrimiento.


Cuando el dolor se convierte en castigo

Uno de los aspectos más interesantes y menos comentados del dolor crónico es su vínculo con la culpa inconsciente. No se trata del remordimiento que una persona siente por algo concreto, sino de una culpa más profunda, enraizada en el inconsciente. Según el enfoque psicoanalítico, muchas personas utilizan el dolor como una forma de castigo hacia sí mismas, una manera de calmar esa culpa invisible que cargan desde hace años.


En estos casos, el dolor deja de ser solo una señal de alerta y se transforma en un mensaje del inconsciente. La persona, sin saberlo, puede estar encontrando una cierta "satisfacción" psíquica en su sufrimiento, lo que dificulta aún más su recuperación.


¿Por qué cuesta tanto salir del dolor?

Desde la teoría freudiana, se sostiene que toda pulsión humana busca una forma de satisfacción, incluso si esa forma implica dolor. Es por eso que muchas personas, aunque sufren de forma consciente, encuentran a nivel inconsciente una especie de consuelo o refugio en su dolor. Este “goce del dolor” no se resuelve con fuerza de voluntad ni con razonamientos lógicos, ya que no proviene de la parte consciente del ser humano.


En estas situaciones, el dolor se convierte en una estructura psíquica compleja, que no puede ser desmantelada fácilmente con medicamentos o tratamientos físicos. Aquí es donde el psicoanálisis puede ofrecer una alternativa terapéutica, ayudando a la persona a identificar las raíces inconscientes de su sufrimiento y redirigir esa energía hacia formas más saludables de satisfacción.


La importancia de expresarnos para sanar

Para quienes sufren de dolor crónico, iniciar un proceso terapéutico donde puedan hablar libremente y ser escuchados puede marcar una gran diferencia. En muchos casos, hablar se convierte en una forma de alivio, un primer paso hacia la transformación interna. No se trata solo de calmar el dolor físico, sino de entender qué papel cumple ese dolor en la vida del paciente y qué función inconsciente puede estar cumpliendo.


En definitiva, la llamada enfermedad del dolor nos invita a mirar más allá del cuerpo. Nos recuerda que, aunque el sufrimiento puede ser muy real y limitante, también puede estar sostenido por dinámicas internas que merecen ser exploradas. Porque, a veces, el verdadero alivio comienza cuando dejamos de luchar contra el dolor y empezamos a escucharlo.

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