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Un hallazgo que cambia todo: la sangre podría revelar si una persona tiene depresión

  • Foto del escritor: Redacción Qhali
    Redacción Qhali
  • 21 abr
  • 4 Min. de lectura
  • Un nuevo estudio encuentra la marca de esta psicopatología en la sangre de las personas que la padecen.

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Foto: Unsplash

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Foto: Composición Qhali

La depresión afecta a más de 280 millones de personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), y es una de las principales causas de discapacidad a nivel global. Pese a su enorme impacto en la salud pública, su diagnóstico sigue dependiendo en gran medida de la evaluación subjetiva de síntomas psicológicos. Sin embargo, una reciente investigación publicada en la revista científica Molecular Psychiatry podría cambiar esta situación: un grupo de científicos identificó una “firma metabólica” en la sangre de personas con depresión, lo que sugiere que este trastorno mental tiene una base biológica más profunda y mensurable de lo que se creía hasta ahora.


El estudio, analizó muestras sanguíneas de más de 2,700 personas y reveló alteraciones específicas en el metabolismo de las grasas, asociadas tanto al diagnóstico como a la severidad de los síntomas depresivos. Este descubrimiento abre nuevas posibilidades para desarrollar pruebas objetivas de diagnóstico, tratamientos personalizados e incluso estrategias de prevención, en un contexto donde, según la OMS, cerca del 75% de las personas con trastornos mentales en países de ingresos bajos y medios no recibe atención adecuada.


¿Qué dice el estudio sobre la depresión en la sangre?


La Netherlands Study of Depression and Anxiety realizó la investigación que reveló está diferenciación en la sangre que tienen las personas con depresión sobre otras que no la tienen. Este estudio ha estado siguiendo de cerca la salud mental y física de las personas durante varios años.


Para llevar a cabo el estudio, los investigadores examinaron muestras de sangre en tres perfiles clínicos: 1,101 con diagnóstico activo de depresión mayor, 868 que habían padecido la enfermedad pero se encontraban en remisión, y 801 individuos sin antecedentes de depresión. Esta clasificación permitió no solo comparar a personas con y sin historial depresivo, sino también identificar diferencias biológicas entre quienes atravesaban un episodio depresivo y quienes ya lo habían superado.


Los participantes se sometieron a diferentes entrevistas psicológicas y psiquiátricas detalladas para asegurar un diagnóstico preciso y completaron cuestionarios sobre la severidad de sus síntomas. Además del análisis sanguíneo, los investigadores recopilaron datos detallados sobre diversos factores que podrían influir en los resultados, como la edad, el sexo, el nivel educativo, la actividad física, el consumo de alcohol y tabaco, la presencia de enfermedades crónicas y el uso de medicamentos.


El núcleo metodológico del estudio fue la utilización de Metabolon, una plataforma tecnológica de última generación capaz de detectar cientos de metabolitos —pequeñas moléculas biológicas— en una sola muestra de sangre. Gracias a esta herramienta, los científicos lograron trazar un panorama integral del perfil metabólico de cada participante, identificando alteraciones específicas vinculadas con la depresión.


Seis años después, se realizó una segunda muestra de sangre a 1.805 de los participantes, lo que permitió un análisis de seguimiento. Esta evaluación longitudinal fue clave para confirmar la consistencia de los hallazgos iniciales y reforzar la confiabilidad científica del estudio.


Hallazgos principales


Implicaciones para la comprensión de la depresión


  1. Cambios moleculares que reflejan el estado emocional:


Los investigadores hallaron diferencias significativas en 139 metabolitos al comparar a pacientes con depresión activa frente a individuos sanos. De estos compuestos, 92 presentaban niveles más bajos y 47 estaban elevados en quienes padecían depresión.


Uno de los hallazgos más reveladores fue que 79 de estos metabolitos alterados se correlacionaban directamente con la severidad de los síntomas. Es decir, cuanto más intensos eran los episodios depresivos, más pronunciados eran los cambios bioquímicos detectados en la sangre, lo que sugiere una estrecha conexión entre el metabolismo y la experiencia subjetiva del malestar psicológico.


Además, muchos de estos metabolitos también muestran alteraciones, aunque en menor grado, en personas con antecedentes de depresión actualmente en remisión. Esto sugiere que ciertos desequilibrios podrían mantenerse a largo plazo, actuando como posibles marcadores biológicos de vulnerabilidad incluso después de superar un episodio depresivo.


  1. El papel clave de los lípidos:


Al profundizar en las rutas biológicas afectadas, los investigadores encontraron que la mayoría de los cambios metabólicos se concentraban en lípidos, es decir, sustancias similares a las grasas. Entre los metabolitos disminuidos en personas con depresión destacaban los ácidos grasos monoinsaturados y saturados de cadena larga, fundamentales para funciones como el almacenamiento de energía y la integridad estructural de las células.


En contraste, los metabolitos elevados correspondían a lisofosfolípidos, un tipo de grasa relacionado con la señalización celular y procesos inflamatorios, lo que refuerza la hipótesis de una implicancia sistémica del metabolismo lipídico en el origen o mantenimiento de la depresión.


Para confirmar la validez de estos hallazgos, los investigadores analizaron nuevamente muestras de sangre obtenidas seis años después, en una parte de los mismos participantes. De los metabolitos inicialmente identificados, 34 fueron confirmados, mostrando cambios consistentes a lo largo del tiempo. Esta replicación fortaleció la evidencia de que las alteraciones metabólicas están estrechamente ligadas al trastorno depresivo.


Además, se observará que algunas de estas alteraciones persisten incluso después de superar un episodio depresivo, lo que indicaría una vulnerabilidad biológica subyacente en quienes padecen depresión recurrente. Estos hallazgos amplían la comprensión de la depresión más allá del enfoque puramente psicológico o neuroquímico, posicionándola también como una enfermedad con manifestaciones metabólicas en todo el cuerpo.


Limitaciones y futuras líneas de investigación


Aunque los resultados son prometedores, los autores reconocen que el estudio presenta limitaciones importantes. Si bien la recolección de nuevas muestras seis años después permitió validar parte de los hallazgos, este análisis de seguimiento no equivale a una replicación independiente. Por ello, será necesario confirmar los resultados en otras poblaciones, con mayor diversidad demográfica y clínica.


Otro punto crítico es el diseño observacional del estudio, que impide establecer una relación causal directa. Aunque el uso de la técnica de randomización mendeliana aporta pistas sobre posibles vínculos causales entre ciertos metabolitos y el riesgo de depresión, aún se requieren más investigaciones para determinar si estas alteraciones metabólicas son una causa del trastorno o una consecuencia del mismo.


En este sentido, los investigadores destacan varias líneas de trabajo futuras: replicar los hallazgos en nuevas muestras, estudiar cómo factores como la dieta y el estilo de vida influyen en estos marcadores biológicos, y explorar si corregir estos desequilibrios podría tener un efecto preventivo o terapéutico. También se plantea como prioridad el desarrollo de pruebas diagnósticas objetivas basadas en estos biomarcadores, que podrían transformar la forma en que se detecta y monitorea la depresión.


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