¿Qué relación hay entre la diabetes tipo 2 y el Alzheimer?
- Redacción Qhali

- 4 sept
- 3 Min. de lectura
Investigaciones recientes muestran que la diabetes tipo 2 puede alterar el cerebro y desencadenar procesos tempranos semejantes a los que ocurren en el Alzheimer.


La diabetes tipo 2 es una condición cada vez más común que afecta la forma en que el cuerpo maneja el azúcar en la sangre. Más allá de los problemas habituales como la fatiga o la sed excesiva, esta enfermedad tiene impactos que muchos desconocen, incluyendo su influencia en la salud del cerebro.
De hecho, las personas con diabetes tipo 2 enfrentan un riesgo mucho mayor de desarrollar Alzheimer. Estudios estiman que ese riesgo aumenta en un 65% comparado con quienes no tienen diabetes, lo que pone de manifiesto una conexión importante entre ambas enfermedades.
Un vínculo más allá del azúcar
Diversos estudios han mostrado que esta enfermedad puede causar cambios en el cerebro que se asemejan a los que ocurren en las primeras fases del Alzheimer, aumentando así la probabilidad de desarrollar esta condición neurodegenerativa.
La diabetes tipo 2 es una enfermedad metabólica que afecta a millones de personas en todo el mundo, pero sus consecuencias van más allá del control del azúcar en sangre." mencionó Javi Soriano, psicólogo clínico de Psicología y Mente
Soriano añade que, estos dos trastornos comparten procesos como la inflamación persistente, el estrés oxidativo y la resistencia a la insulina, que dañan áreas importantes del cerebro, incluyendo el hipocampo y la corteza cingulada anterior, afectando funciones como la memoria, el aprendizaje y el manejo de las emociones.
¿Por qué la diabetes está vinculada al Alzheimer?
Un equipo de investigadores de la Universidad de Nevada, Las Vegas (UNLV) estudió cómo funciona el cerebro de personas con diabetes tipo 2. Descubrieron que estas personas anticipan más la llegada de una recompensa, como un dulce, en comparación con personas sin diabetes. Sin embargo, a diferencia de los cerebros sanos que disfrutan la recompensa, los diabéticos tienden a pasar rápido a buscar otra sin detenerse a saborear.
Este comportamiento está relacionado con los altos niveles de azúcar e insulina en la sangre, que afectan una zona del cerebro llamada corteza cingulada anterior (ACC). Esta área es clave para procesar las señales de recompensa, pero en quienes tienen diabetes su funcionamiento se encuentra debilitado.
Además, los científicos encontraron que la comunicación entre el ACC y el hipocampo, una región vital para la memoria y el aprendizaje está alterada en personas con diabetes tipo 2. Esta conexión dañada podría explicar por qué la diabetes incrementa el riesgo de sufrir deterioro cognitivo y Alzheimer.
¿De qué manera la diabetes tipo 2 impacta el cerebro?
El psicólogo Soriano destaca varios aspectos importantes sobre cómo la diabetes tipo 2 afecta el funcionamiento cerebral:
Daño en los vasos sanguíneos cerebrales: El exceso de azúcar en la sangre deteriora los pequeños vasos que suministran oxígeno y nutrientes al cerebro. Esto puede provocar pequeñas lesiones que interfieren con la comunicación entre las neuronas, afectando el correcto desempeño cerebral.
Inflamación y estrés celular: Los niveles elevados de azúcar generan inflamación y un tipo de estrés en las células nerviosas, dañándolas. Estas alteraciones afectan áreas vitales para la memoria, el aprendizaje y las emociones. Además, la diabetes dificulta que las neuronas utilicen la insulina, fundamental para su energía y funcionamiento.
Alteración en la conexión entre áreas clave: En personas con diabetes, el hipocampo, que interviene en la memoria y el aprendizaje; y la corteza cingulada anterior (ACC), que procesa emociones y recompensas, no se comunican adecuadamente. Esto dificulta recordar experiencias positivas o lugares significativos.
Consecuencias emocionales: Estos daños cerebrales no solo afectan la memoria, sino que también pueden causar trastornos emocionales como la anhedonia, que es la incapacidad para experimentar placer, común tanto en la diabetes como en la depresión. Este cuadro se asemeja a lo que ocurre en las primeras etapas del Alzheimer.
Prevención de ambas enfermedades
Por último, Soriano resalta la necesidad de adoptar estrategias que no solo controlen el azúcar en sangre, sino que también protejan la salud cerebral:
Alimentación saludable: Una de las formas más efectivas para reducir el riesgo es seguir una dieta balanceada, como la mediterránea, que favorece el consumo de frutas, verduras, cereales integrales y grasas saludables, como el aceite de oliva. Esta alimentación ayuda a disminuir la inflamación y el estrés oxidativo, factores clave en el desarrollo del Alzheimer, logrando reducir hasta un 15% el riesgo en personas con diabetes.
Actividad física regular: El ejercicio, especialmente 150 minutos semanales de actividades aeróbicas como caminar o nadar, mejora la respuesta a la insulina y fortalece la conexión entre áreas cerebrales importantes, como el hipocampo y la corteza cingulada anterior. Además, estimula la producción de sustancias que favorecen la salud y regeneración neuronal.
Hábitos de vida saludables: Controlar el estrés y mantener un buen descanso son también pilares esenciales para prevenir desbalances metabólicos y preservar el buen funcionamiento cerebral. Estas prácticas integrales contribuyen a cuidar tanto el cuerpo como la mente.
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