“Soft life” y salud mental: la tendencia de vivir con menos estrés y más equilibrio
- Deborah Astengo
- 28 abr
- 3 Min. de lectura
En un mundo donde la productividad y el agotamiento parecen ser la norma, la tendencia del soft life propone una forma de vida más equilibrada, con menos estrés y mayor bienestar.
Foto: Freepick
En los últimos años, ha surgido un movimiento en redes sociales que promueve una vida más relajada y libre de estrés: el soft life. Este término, que se traduce como “vida suave” o “vida tranquila”, se ha convertido en una filosofía para muchas personas que buscan alejarse de la cultura del agotamiento (hustle culture) y priorizar su bienestar emocional. Pero, ¿qué implica realmente esta tendencia y cómo puede afectar nuestra salud mental?
El soft life no se trata solo de lujos o comodidad extrema, sino de un enfoque de vida donde se prioriza la paz mental, el descanso y el autocuidado. La psicóloga peruana Zulita Dioses, especialista en bienestar emocional, explica que esta tendencia nace como una respuesta al agotamiento colectivo:
"Cada vez más personas se dan cuenta de que vivir en un estado constante de estrés no es sostenible. El ‘soft life’ invita a cuestionarnos la idea de que el éxito solo se logra a través del sacrificio extremo y a buscar un balance entre el trabajo y el bienestar personal", señala Dioses.
¿Cómo el “soft life” impacta en la salud mental?
Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estrés crónico está relacionado con un mayor riesgo de ansiedad, depresión y enfermedades cardiovasculares. En este contexto, adoptar hábitos que reduzcan la sobrecarga mental y fomenten el descanso puede ser clave para la salud mental a largo plazo.
El psiquiatra Marc Brackett, investigador en la Universidad de Yale y autor del libro Permission to Feel, menciona que el soft life está alineado con la necesidad de regular nuestras emociones:
"Cuando dejamos de idealizar el agotamiento como sinónimo de éxito, nos permitimos tomar decisiones más saludables para nuestra mente y cuerpo. Esto no significa ser improductivos, sino aprender a trabajar con menos presión y más conciencia emocional."
Principios del “soft life” y cómo aplicarlos en el día a día
Adoptar un soft life implica hacer pequeños cambios en la rutina que ayuden a reducir el estrés y mejorar el bienestar emocional. Algunas estrategias recomendadas por expertos incluyen:
Poner límites saludables: Aprender a decir “no” a compromisos que generan desgaste emocional.
Priorizar el descanso y el autocuidado: Dormir bien, hacer pausas activas y permitir momentos de relajación.
Dejar de romantizar la productividad extrema: Aceptar que el valor personal no depende únicamente del trabajo o los logros.
Vivir con intención: Tomar decisiones basadas en lo que realmente aporta felicidad y bienestar, en lugar de cumplir expectativas externas.
Desconectarse de la presión social: Reducir el consumo de contenido en redes que promueva el hustle culture y centrarse en actividades que generen tranquilidad.
¿Es sostenible el “soft life” en la realidad actual?
Uno de los principales cuestionamientos sobre esta tendencia es si realmente es viable para todos, especialmente en sociedades donde el trabajo es una necesidad y no una elección. La psicóloga Zulita Dioses indica que la clave está en encontrar el equilibrio dentro de las posibilidades de cada persona:
"No todos pueden dejar sus responsabilidades para llevar una vida completamente relajada, pero sí pueden hacer ajustes pequeños en su día a día. Desde establecer límites laborales hasta dedicar tiempo para el descanso, cualquier acción que reduzca el estrés es un paso hacia el bienestar."
En un mundo acelerado, donde el cansancio es casi un estilo de vida, el soft life surge como una invitación a replantear nuestras prioridades. Más allá de una tendencia viral, representa una oportunidad para mejorar nuestra relación con el tiempo, el trabajo y, sobre todo, con nuestra salud mental.
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