Superando 5 esguinces de tobillo y una operación | CRÓNICA
- Laura Espinoza

- 10 jun
- 4 Min. de lectura
La continua torcedura de tobillo y la mala curación de un esguince puede llevar a una reconstrucción de ligamentos, la operación a la que yo me sometí.

Solo bastó pisar a mi compañera que se encontraba en la otra cancha en un partido de vóley para hacerme mi primer esguince de tobillo. Tenía tan solo 14 años y jugaba profesionalmente vóley para el Club Regatas Lima, entrenaba todos los días y tenía una rutina de ejercicios bastante fuerte y demandante. Como primer esguince, fue bastante fuerte, me dieron un mes de yeso y quince sesiones de terapia física. Lo que significó casi un mes y medio de baja, trayendo consigo, pérdida de físico, práctica y sobre todo ánimo.
A esa edad uno nunca sabe lo que le espera y luego de curarme bien, pasa un año donde estuve tranquila, me compré una tobillera de tela que según yo me iba a proteger de otro esguince futuro. Llegó el 2015, yo con 15 años en un partido dela liga de surco, pise a mi compañera a la hora de ir al bloque y nuevamente el mismo pie me lo torcí. Esta vez fue diferente, el dolor era más intenso y fuerte, estaba asustada, sentía que era mucho más grave que un esguince cualquiera, miles de ideas se me vinieron a la cabeza, pero sobre todo la pena de que nuevamente iba a tener que dejar de hacer deporte.
En la clínica me dijeron que era un esguince de segundo grado, que lo debíamos tratar como el primero que tuve, pero esta vez solo fueron 2 semanas de yeso y de frente terapia física. En la terapia física lo que me hacía era, primero, electricidad, la cual ayuda a bajar la inflamación del ligamento, ya que según el doctor que me atendió:
Un esguince de segundo grado es la rotura parcial del ligamento. Existen esguinces de primer y tercer grado también, el de primer grade se diferencia del de segundo, ya que este no posee moretón luego del impacto y el de tercer grado es la rotura total del ligamento, lo cual ya requiere cirugía.
Luego de la electricidad, siempre sigue el magneto, un aparato que ayuda a la unión del ligamento y finalmente el ultrasonido, un aparato que se utiliza con un gel y se va pasando por la zona afectada, hace que el ligamento se hinche para llegar a su punto máximo de inflamación y luego baje.

Ello, cuando ya pude caminar, iba complementando con ejercicios de estabilidad y fortalecimiento para que no volviera a pasar. O al menos eso era lo que yo esperaba.
Por aproximadamente 4 años no tuve ningún problema con el tobillo, hasta que ingresé a la universidad y bajando las escaleras por querer agarrar un micro, nuevamente pasé por el mismo proceso. Eso fue en el año 2020, antes de la pandemia, y en el 2022, en menos de un año me esguincé dos veces más el mismo tobillo.
Asustada y desesperada por la situación, porque no podía seguir viviendo de esa manera, acudí a un especialista en tobillo de la Clínica Delgado Auna, el doctor Javier Ascoy, quien con mucha amabilidad me explicó, luego de realizarme varios exámenes en el tobillo que mis ligamentos estaban muy estirados y que necesitaba una cirugía para que estos pudieran volver a su lugar, ya que de manera natural eso ya no era posible.
Mi duda surgió en el hecho de que podía caminar, el doctor me explicó que era porque mi tobillo estaba tan acostumbrado que se había vuelto muy tolerante al dolor y eso ya no era un problema, pero si no operábamos iba a seguir esguinzándome de maneras muy absurdas.
Luego de 5 esguinces, mi tobillo había quedado totalmente débil y ya no iba a soportar ninguna torcedura más, por ello, era momento de actuar. Programé mi cita y comenzó el proceso.
El momento de la operación
Llegué muy temprano al proceso quirúrgico, estaba muy nerviosa, porque era mi primera operación y más por la anestesia general. Me prepararon y lo primero que hizo el anestesiólogo es un "bloqueo". El experto me explicó que consiste en inyectar anestesia en ciertas partes de, en este caso, la pierna, para que esta se adormezca y el postoperatorio no sea tan doloroso.
Me llevaron a sala de operación, el anestesiólogo me hizo contar hasta 20 y antes de llegar al 5 me quedé totalmente dormida, me encantaría poder contar detalles de la operación, pero no tengo ni idea de lo que sucedió mientras estaba anestesiada.
Cuando desperté, aún me sentía dopada, pero continúe con bastantes antibióticos y reposo total por al menos un mes. A los tres meses recién pude dar mis primeros pasos y empezar terapia física que fue básicamente lo mismo que las veces anteriores, pero fueron 20 sesiones de fisioterapia, donde se mezclaron ejercicios de fortalecimiento, masajes en la cicatriz y movimientos para recuperar la movilidad.
Actualmente, he vuelto a jugar vóley y me he vuelto a hacer un esguince más, pero no fue nada grave, se curó mucho más rápido que los anteriores, pero siempre lo recomendable es terminar un bloque de terapias y volver al doctor para una revisión y que dé el visto bueno para poder empezar a hacer deporte nuevamente.
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