Terapia sin tabúes: ¿por qué ir al psicólogo no es señal de debilidad?
- Redacción Qhali
- 8 may
- 3 Min. de lectura
Hay varios tipos de terapia psicológica, y cada uno responde a distintas formas de abordar el malestar emocional.

Hablar de salud mental ya no debería ser un tema incómodo. Sin embargo, para muchas personas, reconocer que necesitan apoyo psicológico sigue siendo difícil. Miedo al juicio, vergüenza o la idea de que "uno debe poder solo" son solo algunos de los prejuicios que aún persisten y que impiden a muchos dar el paso hacia una terapia, pero la realidad nos está mostrando otra cosa.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la demanda de atención psicológica aumentó de manera significativa a nivel global en los últimos años. En el caso de Perú, solo en 2023 se brindaron más de 1 millón 844 mil atenciones por trastornos mentales y problemas psicosociales, y en el primer semestre de 2024 ya se superaron las 900 mil, según datos del Ministerio de Salud.
Los principales motivos de consulta: ansiedad, depresión, estrés y dificultades para afrontar la vida diaria. Aun así, muchos siguen viendo la terapia como un último recurso o como señal de debilidad. ¿Qué mitos alimentan ese pensamiento? ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar que pedir ayuda también es un acto de fuerza?
¿Por qué sigue siendo un tabú ir al psicólogo?
Aunque cada vez se habla más del tema, aún hay ideas equivocadas muy arraigadas. Una de las más comunes es pensar que solo quienes tienen una enfermedad mental grave deben acudir al psicólogo. Esta creencia lleva a que muchos minimicen su malestar, lo oculten o incluso se sientan avergonzados de buscar ayuda.
Pero lo cierto es que así como vamos al médico por un dolor físico, acudir a terapia es una forma de cuidar nuestra salud emocional. La psicología no es solo para “casos extremos”. Muchas veces, puede ayudarnos a gestionar situaciones cotidianas que nos desbordan: una ruptura, un duelo, estrés laboral o simplemente una sensación de vacío o desconexión.
Mitos que alimentan la desinformación
Hay frases que, aunque parezcan inofensivas, perpetúan ideas equivocadas. Aquí algunos ejemplos:
“No estoy loco, no necesito un psicólogo”: Este es quizás el mito más extendido. Pero ir al psicólogo no significa estar “loco”. Significa que reconoces un malestar y estás dispuesto a hacer algo al respecto. Es un acto de autocuidado y valentía.
“Mi amigo me escucha, eso basta”: El apoyo de nuestros seres queridos es valioso, sí. Pero no reemplaza el acompañamiento profesional. Un psicólogo no solo escucha: ofrece herramientas, guía procesos y ayuda a comprender patrones de conducta.
“Si voy a terapia, es porque soy débil”: Todo lo contrario. Reconocer que no podemos con todo no es rendirse, es actuar con responsabilidad. La terapia fortalece, no debilita.
“No estoy tan mal como para buscar ayuda”: Muchas personas esperan a tocar fondo para recién pedir ayuda. Pero cuanto antes se intervenga, más fácil será afrontar el problema.
¿Cómo elegir el tipo de terapia que necesito?
Según la Asociación Americana de Psicología (APA) existen distintas corrientes terapéuticas y cada una tiene sus enfoques. Algunas de las más conocidas son:
Terapia cognitivo-conductual (TCC): se centra en modificar pensamientos y conductas disfuncionales. Es práctica y con resultados visibles en pocas sesiones.
Psicoterapia humanista: trabaja desde la empatía, la aceptación y la autorrealización. Suele ser más introspectiva.
Psicoanálisis: busca comprender los conflictos inconscientes, con un enfoque más profundo y prolongado.
Terapias integrativas: combinan herramientas de distintas corrientes para adaptarse mejor a cada persona.
Lo importante es encontrar un profesional con el que te sientas cómodo y que esté debidamente acreditado. La conexión con el terapeuta es clave para que el proceso funcione.
La salud mental también importa en el trabajo
Cada vez más empresas reconocen la importancia de cuidar la salud mental de sus colaboradores; Instituciones privadas y públicas están comenzando a implementar programas de apoyo psicológico que ofrecen atención confidencial y gratuita, buscando mejorar el bienestar de los empleados y fomentar un ambiente laboral saludable.
Sin embargo, aún es un desafío para muchas organizaciones ampliar estos servicios y derribar el estigma que rodea la salud mental en el entorno laboral.
Una forma de romper el estigma es hablar abiertamente del tema. Si alguna vez fuiste a terapia y te ayudó, compartirlo puede ser una forma de inspirar a otros a buscar ayuda sin miedo ni vergüenza. Cambiar la percepción sobre la salud mental empieza por las pequeñas conversaciones.
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