¿Tienes un apego evitativo? Señales que no sabías que eran trauma
- Deborah Astengo
- 3 jul
- 3 Min. de lectura
El apego evitativo, muchas veces confundido con independencia o frialdad emocional, puede ser una respuesta adaptativa al trauma relacional.
Foto: Freepick
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En la cultura actual, donde se valora la autosuficiencia, ser una persona que “no necesita a nadie” puede parecer una virtud. Sin embargo, en muchos casos, esta forma de vincularse esconde un mecanismo de defensa profundamente arraigado: el apego evitativo.
Este estilo de apego se desarrolla principalmente en la infancia, cuando los cuidadores no ofrecen un vínculo emocional seguro o responden con rechazo ante las necesidades afectivas del niño. La consecuencia es una adaptación emocional: aprender a no depender de los demás para no volver a ser herido.
"El apego evitativo no es una patología, pero sí una forma de adaptación a relaciones tempranas marcadas por la negligencia emocional o la invalidez afectiva. Es una forma de trauma relacional que pasa desapercibido", explica la psicóloga clínica peruana María Belén Muñoz , especialista en apego y trauma complejo.
Según el Attachment Project y el Journal of Personality and Social Psychology , las personas con apego evitativo tienden a desconectarse emocionalmente, a evitar la intimidad profunda ya mostrarse autosuficientes, pero con un trasfondo de miedo al rechazo o a la vulnerabilidad.
Señales de que podrías tener un apego evitativo
Aunque no siempre es fácil de identificar, el apego evitativo puede manifestarse en diversas actitudes y patrones de relación. Algunas de las más comunes son:
Sentir incomodidad o ansiedad ante la cercanía emocional o los compromisos.
Tener dificultades para expresar necesidades afectivas o pedir ayuda.
Valorar excesivamente la independencia, incluso en detrimento de los vínculos.
Reprimir emociones intensas y evitar confrontaciones emocionales.
Sentir que “necesitar” a alguien es una debilidad.
Un estudio del National Institute for the Clinical Application of Behavioral Medicine sugiere que el apego evitativo está vinculado a traumas de infancia no reconocidos, especialmente microtraumas como el desinterés emocional, la invalidez constante o el castigo por expresar emociones.
En el Perú, la realidad cultural también influye. La psicóloga Muñoz explica que el modelo de crianza tradicional muchas veces desestima las emociones (“no llores”, “sé fuerte”), lo que fomenta este tipo de apego en la adultez. “Nos enseñaron a sobrevivir emocionalmente, pero no a vincularnos de forma segura”, añade.
¿Por qué el apego evitativo es una forma de trauma?
El trauma no siempre viene en forma de abuso o abandono evidente. También puede ser la ausencia constante de validación emocional o el aprendizaje de que mostrar afecto es riesgoso o inútil. Esto genera una profunda desconexión con las propias necesidades afectivas.
Desde la perspectiva de la teoría del apego de Bowlby y Ainsworth, el vínculo afectivo temprano con el cuidador principal configura la manera en que nos relacionamos en la vida adulta. Cuando ese vínculo falla de manera repetida, el cerebro aprende a desconectarse para protegerse , generando una respuesta evitativa.
Además, un artículo de Frontiers in Psychology (2023) advierte que el apego evitativo sostenido puede generar consecuencias como ansiedad, depresión, agotamiento emocional y dificultades crónicas en las relaciones íntimas.
¿Se puede sanar el apego evitativo?
La buena noticia es que sí. Aunque los estilos de apego se forman en la infancia, pueden modificarse en la adultez mediante procesos terapéuticos y experiencias vinculares reparadoras.
"Lo primero es reconocer que detrás de esa 'independencia excesiva' puede haber dolor no expresado. Desde ahí, la terapia busca crear un espacio seguro para trabajar el miedo a la vulnerabilidad, la expresión emocional y la conexión auténtica", señala Muñoz.
Algunas estrategias útiles:
Terapia basada en el apego o terapia de trauma relacional.
Prácticas de mindfulness para reconectar con el cuerpo y las emociones.
Vincularse con personas emocionalmente seguras que respetan los tiempos del otro.
Aprender a identificar y expresar necesidades emocionales sin culpa.
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