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¿Tu cerebro busca drama para sentirse vivo? El hábito del caos emocional

  • Algunas personas viven en un constante estado de turbulencia emocional sin saber que están atrapadas en un patrón adictivo.

    ¿Tu cerebro busca drama para sentirse vivo? El hábito del caos emocional
    Foto: Freepick

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¿Te cuesta estar en calma por mucho tiempo? ¿Sientes que el silencio emocional es incómodo o aburrido? Estas señales podrían estar vinculadas a un patrón conocido como “adicción al drama” o caos emocional , un estado en el que la mente —por costumbre o defensa— busca constantemente estímulos intensos, conflictos o emociones extremas, incluso si son destructivas.


Este fenómeno, abordado por la psicología clínica y la neurobiología del trauma, se relaciona con el modo en que el cerebro se acostumbra a niveles elevados de cortisol y adrenalina , las llamadas “hormonas del estrés”. Cuando no hay conflicto o tensión externa, el sistema nervioso puede sentirse desregulado o “vacío”, impulsando conductas que recrean el caos.


"Muchos pacientes que viven en relaciones caóticas, o que saltan de una crisis emocional a otra, no lo hacen por masoquismo, sino porque el conflicto les resulta familiar. Es lo que su sistema nervioso aprendió como 'seguro' en contextos disfuncionales", explica la psicoterapeuta peruana Sandra Cueto , especialista en trauma relacional y apego.

El vínculo entre trauma, dopamina y drama


Diversos estudios en neuropsicología, como los publicados en Frontiers in Psychology , muestran que el caos emocional puede activar centros de recompensa del cerebro , especialmente en personas que han vivido traumas tempranos no resueltos. La dopamina, neurotransmisor ligado al placer y la motivación, también se libera en situaciones de alto impacto emocional, incluso negativas.


Esto significa que una discusión, una reconciliación intensa o una situación límite pueden provocar una descarga de dopamina similar a la que producen ciertas adicciones. Con el tiempo, el cerebro asocia estos picos emocionales con “vida” o “pasión”, dificultando la estabilidad emocional.


"El cerebro traumatizado no siempre busca la paz. A veces busca lo que conoce, incluso si eso implica dolor", indica Cueto. “Por eso, personas que crecieron en entornos inestables tienden a repetir relaciones o patrones caóticos sin entender por qué.”


¿Cómo reconocer si estás atrapado en este patrón?


Algunos signos frecuentes de una adicción al drama emocional incluyen:


  • Sensación de aburrimiento o incomodidad cuando todo está tranquilo.

  • Búsqueda inconsciente de conflictos en relaciones afectivas.

  • Reacciones emocionales desproporcionadas o frecuentes altibajos.

  • Relaciones intensas pero inestables.

  • Atracción por personas o situaciones que representan riesgo o inestabilidad.


Un estudio del Journal of Trauma & Dissociation subraya que este patrón no es un “defecto de personalidad”, sino una adaptación aprendida , y que puede revertirse con intervención psicológica enfocada en regulación emocional, autoconocimiento y trabajo con el sistema nervioso.


La situación en Perú: emociones sin educación emocional


En el Perú, la salud mental aún enfrenta fuertes estigmas , y la educación emocional desde la infancia es limitada. Esto propicia que muchas personas no reconozcan patrones disfuncionales en sus vínculos y repiten ciclos de caos afectivo, especialmente en contextos familiares donde la violencia, el abandono o la inestabilidad han sido normalizados.


Según un informe del Ministerio de Salud del Perú (MINSA, 2023), más del 60% de las mujeres atendidas en servicios de salud mental ha vivido experiencias de maltrato emocional en su niñez , y muchos desarrollan estilos de apego ansioso o evitativo, lo que contribuye a este tipo de dinámicas emocionales caóticas en la adultez.


"El drama no es adictivo porque sea placentero, sino porque es lo que se conoce. La regulación emocional no se enseña si no se vive. Por eso, muchas veces toca aprender a autorregularse en la adultez", comenta Cueto.


¿Se puede salir del hábito del caos emocional?


Si. La neuroplasticidad —la capacidad del cerebro para cambiar— permite que, con el acompañamiento adecuado, una persona pueda desarrollar un nuevo “mapa emocional” más estable y seguro. Las terapias más recomendadas incluyen:


  • Terapia somática y enfoques centrados en el cuerpo (como SE o EMDR).

  • Terapia de esquemas y terapia basada en el apego.

  • Prácticas de mindfulness, respiración y conexión con el sistema nervioso parasimpático.

  • Vincularse con personas emocionalmente seguras.

  • Identificar los “gatillos” emocionales y crear nuevas respuestas.

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