Bioingeniería revolucionaria: Desarrollan un brazo robótico con músculos humanos vivos
- Redacción Qhali

- 6 jun
- 2 Min. de lectura
El nuevo prototipo integra tejido muscular cultivado en laboratorio con componentes robóticos, abriendo el camino hacia prótesis inteligentes que se mueven y responden como extremidades naturales.


En Japón, un equipo internacional de científicos constituido por la Universidad de Tokio y la Universidad de Waseda, ha desarrollado el primer prototipo funcional de un brazo robótico impulsado por tejido muscular humano cultivados en laboratorio, marcando un antes y un después en el campo de las prótesis y la robótica biohíbrida.
El equipo, liderado por el profesor Shoji Takeuchi de la Universidad de Tokio, desarrolló una mano robótica de 18 centímetros de longitud que utiliza músculos cultivados y puede realizar gestos como agarrar objetos o extender los dedos, no mediante motores eléctricos, sino por la contracción de músculos esqueléticos humanos cultivados sobre una estructura plástica flexible conforme a la explicación de la investigación publicada recientemente en la revista Cell Reports Physical Science.
“Queremos crear robots que se parezcan a los humanos, no solo en apariencia, sino también en cómo se mueven y responden al entorno”, explicó Shoji Takeuchi, líder del proyecto.
¿Cómo logran que los músculos vivos funcionen dentro de un brazo robótico?
El equipo logró integrar el músculo cultivado con una estructura robótica flexible, simulando tendones y articulaciones. Cuando el músculo recibe una pequeña descarga eléctrica, se contrae, lo que genera un movimiento realista en los dedos del brazo robótico.
Además, los investigadores desarrollaron una técnica para mantener el tejido vivo durante al menos una semana, gracias a un sistema de soporte que suministra nutrientes y oxígeno. Aunque la duración aún es limitada, representa un avance clave hacia prótesis que algún día puedan curarse, regenerarse o adaptarse al cuerpo del paciente.
“El cuerpo humano es increíblemente eficiente y adaptable. Nuestra meta es que la robótica aprenda de la biología para alcanzar ese mismo nivel”, concluye Takeuchi.
El músculo fue desarrollado a partir de células madre pluripotentes, cultivadas sobre una estructura flexible y biocompatible impresa en 3D. El mayor desafío, según los investigadores, fue lograr que los músculos se mantuvieran activos y funcionales fuera del cuerpo, lo que requirió una microcirculación artificial y un entorno controlado de nutrientes y oxígeno.
Siendo así que este avance no es solo un logro tecnológico, es sino una nueva forma de pensar sobre la relación entre cuerpo y máquina. La línea entre lo vivo y lo artificial se vuelve más borrosa, y el camino hacia prótesis verdaderamente humanas parece, ahora, más cerca que nunca.
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