Cómo hacer que nuestra Comunicación en entrevistas laborales tenga autoridad y credibilidad
- Giancarlo Vizcarra Valencia
- 1 oct
- 3 Min. de lectura
La clave en una entrevista laboral no solo está en lo que se dice, sino en cómo se dice: la coherencia entre la comunicación verbal y no verbal define la credibilidad y puede marcar la diferencia entre destacar o pasar desapercibido.

En un proceso de selección, la comunicación verbal y no verbal son dos caras de la misma moneda. Juntas determinan si los candidatos son competentes, íntegros e idóneos para la empresa. Tanto en entrevistas presenciales como virtuales, la comunicación debe ser congruente.
La comunicación verbal exige precisión y estructura lógica. Respuestas organizadas mediante marcos como STAR (Situación, Tarea, Acción, Resultado) o SOAR (Situación, Objetivo, Acción, Resultado) facilitan al evaluador seguir la lógica del discurso.
La elección léxica debe priorizar verbos de acción y datos medibles. Por ejemplo: las cifras, los plazos y los resultados reducen la ambigüedad y aumentan la persuasión.
Es mejor evitar muletillas frecuentes. Por ejemplo: “eh”, “em”, “este”, “o sea”, “bueno” y sustituirlas por pausas intencionales. Esto mejora la percepción de control y dominio frente a un tema.
La paralingüística es el esqueleto de la credibilidad verbal. Velocidad, tono y volumen usados de forma estratégica enfatizan puntos clave de la información. Ritmos uniformes y excesivamente rápidos transmiten ansiedad; las cadencias monótonas transmiten desinterés. En la formación profesional se recomienda analizar nuestra paralingüística, porque mediante ella podemos subrayar logros con aumento de intensidad y modular la voz para introducir matices.
La comunicación no verbal actúa como verificador del discurso. Postura, contacto visual, micro-expresiones y sincronía gestual validan lo que se dice. Una respuesta bien construida pierde eficacia si el lenguaje corporal muestra incongruencia. Los hombros encogidos, la mirada esquiva o las manos demasiado rígidas generan disonancia cognitiva.
En entrevistas virtuales también es necesario corporizar la credibilidad. Por ejemplo: mantener contacto ocular con la cámara, iluminación adecuada y postura expandida reducen la ambigüedad y facilitan la lectura de señales no verbales.
Adaptarse al canal comunicativo es una competencia estratégica. En remoto, la voz requiere mayor proyección y articulación. El micrófono y el ancho de banda condicionan la calidad del mensaje. Antes de una entrevista virtual es necesario verificar el equipo, minimizar el ruido y escoger un fondo neutro para preservar la atención. En persona, la gestión del espacio y la postura posibilitan ajustes sincronizados con el discurso. Por ejemplo: acercarse ligeramente para enfatizar un compromiso o usar gestos ilustrativos cuando al explicar es propio de la comunicación efectiva.
Frente a preguntas difíciles, la técnica del replanteo (parafrasear y dividir el problema en componentes) da tiempo para estructurar la respuesta y demuestra capacidad analítica.
La honestidad estratégica, al momento de admitir nuestros límites, suele superar a las respuestas vagas.
La congruencia entre lo verbal y lo no verbal es el marcador más fiable de credibilidad. Un entrevistador(a) que realiza un análisis correcto del lenguaje presta atención a las redundancias, a negaciones absolutas y marcadores de improbabilidad. Los entrevistadores experimentados detectan estas huellas, las cuales permiten calibrar la verosimilitud de los discursos.
Para los candidatos es fundamental practicar con retroalimentación profesional. Algunos recursos son: grabarse, revisar el léxico, la paralingüística y los gestos, eso ayudará a la consolidación de una comunicación auténtica.
Algunas prácticas concretas que recomiendo son:
Preparar un elevator pitch (discurso corto y de impacto) de 20 a 30 segundos.
Ensayar respuestas a preguntas difíciles.
Controlar la respiración diafragmática.
Solicitar feedback de un experto.
Por último, adaptar la forma de hablar según el contexto cultural de la organización, priorizando siempre la honestidad, consolidará una imagen confiable y eficacia comunicativa.
Es así que la excelencia en entrevistas laborales sólo se logrará a través de un contenido valioso, ejecución vocal adecuada y coherencia corporal.
Convertir la comunicación en ventaja competitiva exige mucho ensayo y ética. Los mejores comunicadores dicen lo correcto con autenticidad y lo respaldan con señales no verbales congruentes, a pesar de la presión del momento.