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Ansiedad: cuando preocuparse se vuelve parte de la rutina

  • El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) afecta a millones de personas que viven con una preocupación persistente y desproporcionada.A menudo pasa desapercibido y se confunde con estrés cotidiano.

Ansiedad: cuando preocuparse se vuelve parte de la rutina
Fuente: Pixabay
dsf


¿Alguna vez has sentido que, aunque todo esté aparentemente bien, algo malo está por pasar? Esa sensación constante de nerviosismo, dificultad para relajarse o incluso dolores físicos sin explicación podrían no ser simples efectos del estrés, sino síntomas de un trastorno de ansiedad generalizada (TAG).


Este tipo de ansiedad no responde a una causa específica, sino que se mantiene activa día tras día, afectando el trabajo, las relaciones personales y la salud física. El TAG puede comenzar en la infancia o en la adultez, y aunque afecta tanto a hombres como a mujeres, es más frecuente en ellas.


Señales que no deben pasarse por alto


Las personas con TAG suelen preocuparse excesivamente por aspectos comunes: salud, dinero, familia, estudios o trabajo. Pero no se trata solo de pensamientos —el cuerpo también habla—: insomnio, tensión muscular, fatiga constante, problemas digestivos y dificultad para respirar son solo algunos de los síntomas físicos asociados.


En niños y adolescentes, este trastorno puede manifestarse con miedo a eventos catastróficos o un nivel de autoexigencia extremo en la escuela o los deportes. El problema es que muchas veces estos signos son minimizados, retrasando la búsqueda de ayuda.


Sí hay formas de afrontarlo


Aunque vivir con ansiedad generalizada puede parecer una batalla constante, existen tratamientos efectivos. La terapia cognitivo-conductual, por ejemplo, ayuda a modificar patrones de pensamiento negativos, mientras que ciertos medicamentos como los ISRS pueden aliviar los síntomas.


También es clave mantener hábitos saludables: dormir bien, limitar el consumo de cafeína, hacer ejercicio y practicar técnicas de relajación como la meditación o la respiración consciente. Además, hablar abiertamente del tema con personas de confianza o acudir a grupos de apoyo puede ser un primer paso hacia el bienestar.


Esta información nos recuerda la importancia de tomar en serio las señales de nuestro cuerpo y mente. Reconocer el trastorno de ansiedad generalizada, hablar de él y buscar ayuda profesional no solo es un acto de cuidado personal, sino también una forma de dignificar la salud mental en nuestra sociedad.

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