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Cómo sanar la autoexigencia que dejaste entrar sin darte cuenta

  • Reconocerla es el primer paso para construir un diálogo interno más compasivo y saludable.

    Cómo sanar la autoexigencia que dejaste entrar sin darte cuenta
    Foto: Freepick

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  • La autoexigencia es un rasgo que implica aspirar a altos estándares de desempeño y buscar la mejora constante. Sin embargo, cuando se vuelve extrema o inflexible, lleva a la persona a sentirse insatisfecha permanentemente, alimentando el perfeccionismo y la autocrítica desmedida.


    Según la American Psychological Association (APA), la autoexigencia desadaptativa está asociada con mayor riesgo de ansiedad, depresión y trastornos psicosomáticos, especialmente en contextos donde la persona ha crecido con altos niveles de crítica, expectativas desmedidas o reforzamiento del logro como única forma de validación.


    “La autoexigencia suele instalarse de forma silenciosa en la infancia o adolescencia, como respuesta a la necesidad de ser aceptados o valorados. Cuando no se cuestiona, se convierte en un patrón de pensamiento rígido que deteriora la autoestima y dificulta el bienestar emocional”, explica la psicóloga peruana María Elena Castillo, especialista en terapia cognitivo-conductual.


    Señales de que la autoexigencia se salió de control


    Algunos indicios de que la autoexigencia está afectando tu salud mental son:


    • Sensación constante de no ser suficiente, incluso al alcanzar metas.

    • Dificultad para disfrutar logros o momentos de descanso.

    • Diálogo interno crítico, con frases como “deberías haberlo hecho mejor”.

    • Evitar proyectos por miedo a no hacerlos perfectos (parálisis por análisis).

    • Fatiga emocional, ansiedad o síntomas físicos relacionados al estrés.


    Un estudio de Frontiers in Psychology (2022) encontró que las personas con altos niveles de autoexigencia presentan mayor riesgo de agotamiento emocional y menor tolerancia a la frustración, especialmente en jóvenes expuestos a entornos competitivos.


    ¿Por qué dejamos entrar la autoexigencia sin darnos cuenta?


    La autoexigencia extrema no surge de un día para otro. Factores como entornos familiares muy críticos o perfeccionistas, experiencias tempranas de rechazo, contextos académicos exigentes o cultura de sobrevaloración del éxito contribuyen a que las personas interioricen que su valor depende únicamente de lo que logran y no de quienes son.


    En Perú, el informe del Ministerio de Salud (MINSA, 2023) sobre salud mental juvenil indica que más del 48% de jóvenes entre 18 y 30 años reporta sentir una presión constante por cumplir estándares elevados autoimpuestos, especialmente en aspectos académicos, laborales y físicos.


    Claves para sanar la autoexigencia


    Superar la autoexigencia excesiva no significa dejar de tener metas, sino aprender a reconocer el propio valor más allá de los resultados. Algunos pasos para sanar este patrón son:


    • Identifica y cuestiona tu diálogo interno: Pregúntate si las exigencias que te haces son realistas y compasivas.

    • Redefine el concepto de éxito: Permítete celebrar el esfuerzo y el aprendizaje, no solo el resultado final.

    • Establece metas flexibles: Que puedan adaptarse a tus circunstancias y no se conviertan en fuentes de presión constante.

    • Aprende a tolerar el error: El fallo es parte natural del crecimiento. Reemplaza la culpa por la curiosidad de mejorar.

    • Busca apoyo profesional: La terapia psicológica ayuda a desmontar creencias limitantes y fortalecer la autocompasión.


    “La sanación de la autoexigencia comienza al reconocer que eres valioso por tu esencia, no por tu rendimiento. Aprender a hablarte con amabilidad es uno de los mayores actos de amor propio”, concluye la psicóloga Castillo.

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