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El duelo invisible: por qué duele tanto terminar con un casi algo

  • A diferencia de una relación formal, el “casi algo” no suele tener etiquetas ni despedidas claras. Sin embargo, cuando termina, el dolor puede ser igual o incluso más intenso.

    El duelo invisible: por qué duele tanto terminar con un casi algo
    Foto: Freepick

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Un “casi algo” es una relación afectiva que nunca se definió del todo como pareja, pero tampoco fue una simple amistad. Este tipo de vínculo suele estar cargado de expectativas, momentos de intimidad emocional o física y una conexión ambigua que deja a una o ambas personas en incertidumbre constante.


Según la psicóloga peruana Lorena Gutiérrez, especialista en relaciones interpersonales, “este tipo de vínculos se caracterizan por la falta de claridad y compromiso, lo cual potencia la ansiedad, la idealización y, al terminar, deja una sensación de vacío sin explicación.”


“El ‘casi algo’ duele porque se construyó mucho desde la imaginación, la expectativa y la ilusión. Al terminar, no hay un cierre real, y eso dificulta elaborar el duelo”, explica Gutiérrez.


El dolor de lo no vivido (pero deseado)


Estudios en Journal of Social and Personal Relationships (2021) indican que los vínculos ambivalentes pueden generar niveles de angustia emocional similares —o incluso superiores— a las rupturas formales, especialmente cuando hay apego emocional no correspondido o se trata de un patrón repetitivo.


La diferencia principal radica en la falta de reconocimiento social. Como no se trata de una “relación oficial”, muchas personas alrededor suelen minimizar el dolor:

  • “Pero si no eran nada”.

  • “Ni siquiera fueron pareja”.

  • “Solo salían”.

Este tipo de comentarios refuerzan el duelo silencioso y desvalidado, en el que la persona no solo carga con la pérdida, sino también con la sensación de no tener “derecho” a sufrirla.


Los vínculos no necesitan etiquetas para doler. Lo que se rompe no es solo el vínculo, sino la expectativa emocional que se construyó”, señala la psicóloga Gutiérrez.


¿Por qué nos enganchamos a los “casi algo”?


Expertos de la American Psychological Association (APA) explican que este tipo de relaciones generan un refuerzo intermitente: momentos de cercanía intensa seguidos de distancia emocional o ambigüedad, lo cual activa áreas del cerebro relacionadas con la adicción afectiva.


Según la terapeuta estadounidense Rachel Wright, “es como una montaña rusa emocional que nos deja atrapados en la ilusión de que ‘algún día podría funcionar’, incluso si el vínculo es inconsistente.


Factores que nos enganchan a este tipo de relaciones:

  • Miedo al compromiso real o al abandono.

  • Autoestima frágil que busca validación.

  • Idealización de la otra persona.

  • Estilo de apego ansioso o evitativo.


¿Cómo sanar un duelo por un “casi algo”?


El primer paso para sanar es validar el dolor como legítimo, sin necesidad de justificarlo con etiquetas. Algunas estrategias recomendadas por especialistas:


  • Reconocer que sí fue una pérdida, aunque no haya habido una relación formal.

  • Hablarlo con personas de confianza o con un terapeuta, que no minimicen la experiencia.

  • Evitar romantizar lo que no fue, siendo honestos con lo que realmente ofrecía ese vínculo.

  • Cortar el contacto (si es posible) para permitir el cierre emocional.

  • Reconectar con uno mismo, fortaleciendo la autoestima y los límites afectivos.


Cerrar un ‘casi algo’ es también cerrar la puerta a relaciones que nos dejan a medias. Mereces algo que no solo prometa, sino que se construya con hechos”, concluye la psicóloga Gutiérrez.

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