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¿Es la sensibilidad extrema una superpotencia o una carga emocional?

  • Aunque socialmente suele percibirse como un rasgo negativo, la alta sensibilidad puede ser una fortaleza emocional y cognitiva, si se comprende y se gestiona adecuadamente.

    ¿Es la sensibilidad extrema una superpotencia o una carga emocional?
    Foto: Freepick

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El término “persona altamente sensible” (PAS) fue introducido por la psicóloga estadounidense Elaine Aron en la década de 1990, y se refiere a una característica de temperamento presente en aproximadamente el 20% de la población mundial. Las personas con este rasgo poseen un sistema nervioso más reactivo, lo que las lleva a procesar profundamente la información, percibir sutilezas del entorno y experimentar emociones con mayor intensidad.


“La alta sensibilidad no es un trastorno, sino un rasgo neuropsicológico. Estas personas tienden a ser empáticas, reflexivas y creativas, pero si no conocen su naturaleza, pueden vivir sintiéndose ‘demasiado’ para el mundo”, explica la psicóloga peruana Fiorella Mendoza, especialista en neurodiversidad y salud emocional.

¿Superpoder o vulnerabilidad?


Ser altamente sensible tiene ventajas y desafíos. Por un lado, estas personas suelen destacar en profesiones creativas, de ayuda o análisis profundo. Tienen una intuición aguda, detectan detalles que otros pasan por alto y poseen una fuerte ética personal. Sin embargo, también pueden sentirse sobreestimuladas fácilmente, sufrir con la crítica o el conflicto, y necesitar más tiempo de descanso emocional.


Según un estudio publicado en Neuroscience & Biobehavioral Reviews (2021), las PAS presentan una mayor actividad en regiones cerebrales como la ínsula y la amígdala, relacionadas con la empatía y el procesamiento emocional. Esta reactividad puede ser positiva en ambientes armoniosos, pero estresante en contextos caóticos o exigentes.


“Cuando no se comprende este rasgo, la sensibilidad puede vivirse como una carga: se reprimen emociones, se intenta encajar en un mundo que premia lo racional, y eso lleva al agotamiento. Pero en realidad, la sensibilidad bien gestionada es una forma elevada de inteligencia emocional”, destaca Mendoza.

En Perú: sensibilidad y estigmas sociales


En la cultura peruana —como en muchas de América Latina— la sensibilidad ha sido históricamente asociada a debilidad, especialmente en hombres. Frases como “no seas tan sensible”, “tienes que ser fuerte” o “te tomas todo a pecho” refuerzan la idea de que sentir mucho es inadecuado.


Un estudio del Ministerio de Salud del Perú (MINSA, 2023) sobre salud emocional juvenil reveló que el 62% de jóvenes se ha sentido avergonzado de expresar tristeza o angustia por temor al juicio de su entorno. Esto puede llevar a que las personas sensibles desarrollen ansiedad social, estrés crónico o incluso cuadros depresivos al no encontrar espacios seguros de validación emocional.


¿Cómo saber si eres una persona altamente sensible?


Existen cuestionarios validados, como el Highly Sensitive Person Scale (HSPS), pero también se pueden identificar ciertos patrones:


  • Reacciones emocionales intensas ante noticias, películas o situaciones cotidianas.

  • Tendencia a la introspección y reflexión profunda.

  • Altos niveles de empatía y percepción del estado emocional de otros.

  • Facilidad para abrumarse en lugares ruidosos, caóticos o con múltiples estímulos.

  • Necesidad frecuente de momentos de soledad o descanso sensorial.


Claves para transformar la sensibilidad en fortaleza


Convertir la alta sensibilidad en una herramienta valiosa implica conocer y respetar sus particularidades. Algunas estrategias útiles:


  • Regular la sobreestimulación evitando ambientes muy ruidosos o caóticos.

  • Aprender a poner límites emocionales y físicos sin culpa.

  • Buscar entornos que valoren la empatía y la expresión emocional.

  • Practicar la autoaceptación, reconociendo la sensibilidad como parte esencial del ser.

  • Acudir a terapia psicológica, especialmente si hay una historia de invalidación emocional.


“Ser altamente sensible es como tener un radar emocional muy fino. No se trata de apagarlo, sino de aprender a usarlo con sabiduría. Eso puede hacer una gran diferencia en la vida personal y profesional”, señala la especialista.

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