Neurociencia revela una nueva causa del dolor crónico: neuronas que no mueren
- Redacción Qhali

- 16 jun
- 2 Min. de lectura
Un tipo de células poco conocidas ayudan a explicar un problema que afecta al 20% de los adultos.


El dolor crónico afecta a cerca del 20% de los adultos en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud, y representa uno de los desafíos más complejos de la medicina actual. A pesar de los avances terapéuticos, millones de personas siguen sufriéndolo incluso después de que la causa inicial —una lesión o enfermedad— ha desaparecido. Un reciente hallazgo podría cambiar radicalmente la forma en que comprendemos esta condición: el descubrimiento de que ciertas neuronas pueden entrar en un estado senescente y perpetuar el dolor.
La senescencia celular es un proceso por el cual una célula envejece, deja de dividirse, pero no muere. En lugar de eso, continúa liberando sustancias inflamatorias que alteran su entorno. Aunque este mecanismo fue inicialmente identificado en células como los fibroblastos, hoy sabemos que también puede afectar a las neuronas sensoriales, especialmente aquellas ubicadas en los ganglios de la raíz dorsal (DRG), encargadas de transmitir el dolor.
Estas neuronas “zombie” no solo no desaparecen, sino que mantienen la inflamación activa y aumentan la sensibilidad del sistema nervioso. Esta condición se ha vinculado especialmente al dolor neuropático en adultos mayores y personas con lesiones nerviosas, según un estudio reciente publicado en Nature Aging.
De la ciencia básica a la posibilidad de nuevas terapias
Mediante análisis de tejido en modelos animales y humanos, los investigadores observaron que las neuronas DRG senescentes expresan marcadores típicos como p16 y p21, y secretan moléculas proinflamatorias como la interleucina-6 (IL-6), directamente asociadas al dolor persistente. Lo más sorprendente fue que al eliminar estas neuronas con fármacos senolíticos, los síntomas de dolor disminuyeron significativamente.
Este descubrimiento abre la puerta a nuevas estrategias terapéuticas que, en lugar de bloquear el dolor con analgésicos, atacan directamente su causa celular. Combinaciones como dasatinib y quercetina ya han mostrado eficacia en eliminar células senescentes en otros tejidos, y ahora podrían tener una aplicación relevante en el tratamiento del dolor crónico.
¿Qué retos plantea este hallazgo?
Aunque los resultados en animales son prometedores, la aplicación en humanos aún enfrenta desafíos. Se requiere determinar con precisión qué pacientes se beneficiarían más, cómo identificar las neuronas senescentes en personas vivas y cuál sería la dosis segura de los senolíticos. Además, los científicos aún deben esclarecer si la eliminación de estas neuronas podría tener efectos adversos sobre funciones sensoriales normales.
Aun así, este avance representa un cambio de paradigma: por primera vez se considera que el envejecimiento celular en el sistema nervioso puede ser causa directa del dolor crónico. De validarse en ensayos clínicos, esta vía terapéutica podría extenderse a otras enfermedades inflamatorias relacionadas con la edad, como la artrosis o la fibrosis.
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