¿Por qué sentimos tanto estrés cuando no contestan nuestros mensajes?
- Deborah Astengo
- 13 jun
- 3 Min. de lectura
En la era de la hiperconectividad, el “silencio digital” puede generar ansiedad, angustia y pensamientos distorsionados. Entender por qué ocurre nos ayuda a gestionarlo mejor.
Foto: Freepick

Vivimos en un mundo donde todo sucede al instante. Esperamos respuestas inmediatas, confirmaciones de lectura y reacciones inmediatas en nuestras conversaciones. Sin embargo, cuando no recibimos respuesta a un mensaje, especialmente en contextos emocionales o personales, podemos experimentar altos niveles de estrés, frustración o incluso angustia.
Este fenómeno no es solo una reacción exagerada. Tiene raíces neurobiológicas, psicológicas y culturales . Entender por qué ocurre puede ayudarnos a reducir su impacto en nuestra salud mental.
La ansiedad digital: cuando el “visto” se vuelve un detonante
Según un estudio de la Universidad de Michigan publicado en Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking , la falta de respuesta a un mensaje puede activar las mismas áreas cerebrales que se relacionan con el rechazo social . Nuestro cerebro interpreta el silencio como una amenaza, incluso cuando no hay una intención negativa detrás.
“ El estrés que sentimos cuando no nos responden proviene de la interpretación que hacemos de ese silencio ”, explica la psicóloga clínica peruana Lic. Fiorella Huamán , especialista en relaciones interpersonales. “Muchas veces, asociamos la falta de respuesta con desinterés, rechazo o conflicto, cuando en realidad puede deberse a múltiples razones que no tienen que ver con nosotros.”
¿Por qué nos afecta tanto? Una mezcla de apego, autoestima y dopamina
Diversos factores psicológicos influyen en nuestra reacción ante un mensaje ignorado:
Estilos de apego: Las personas con apego ansioso tienden a ser más sensibles a la falta de comunicación.
Autoestima: Si esta es baja, es más fácil interpretar el silencio como señal de desvalorización.
Dopamina y recompensa instantánea: Las aplicaciones de mensajería activan el circuito de recompensa del cerebro. Cuando esperamos una respuesta, el cerebro anticipa una “recompensa” que no llega.
Un informe del Center for Humane Technology señala que las aplicaciones están diseñadas para mantenernos pendientes de las notificaciones, generando una relación casi adictiva con la respuesta inmediata .
El contexto cultural también influye
En sociedades como la peruana, donde las relaciones sociales y familiares tienen un fuerte componente emocional y de cercanía , no responder un mensaje puede ser interpretado como una ofensa o falta de respeto.
"En nuestra cultura, no contestar puede verse como un acto deliberado de distancia. Por eso es importante aprender a establecer límites digitales y comunicar nuestras intenciones , por ejemplo, avisar que no podremos responder de inmediato", comenta la terapeuta peruana María Laura Cuba , experta en comunicación interpersonal.
¿Qué podemos hacer para regular esta ansiedad?
Los especialistas recomiendan estrategias para manejar la angustia que produce el silencio digital :
Cuestionar los pensamientos automáticos : ¿Estoy interpretando o tengo evidencias claras?
Practicar la autorregulación emocional : Técnicas como respiración consciente o llevar un diario ayudan a manejar la ansiedad.
Establecer límites saludables con el celular : No necesitas responder siempre al instante.
Tener conversaciones claras sobre estilos de comunicación con personas cercanas.
“ La clave está en trabajar la tolerancia a la incertidumbre y no depender del otro para regular nuestro estado emocional ”, concluye la psicóloga Fiorella Huamán.
Reconocer el silencio sin dramatizarlo
Sentir incomodidad ante la falta de respuesta es natural, pero no debe convertirse en un detonante de ansiedad permanente. En un mundo hiperconectado, también es saludable recordar que todos tenemos derecho a desconectarnos, estar ocupados o simplemente necesitar tiempo sin estar disponibles.
La próxima vez que te angusties por un mensaje sin respuesta, respira profundo, cuestiona tus pensamientos y recuerda: tu valor no depende de una notificación.
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