¿Por qué sigues teniendo hambre después de comer? El cerebro tiene la culpa
- Redacción Qhali
- 8 jul
- 3 Min. de lectura
Un estudio revela que algunas neuronas almacenan recuerdos de las comidas y podrían ser clave para entender por qué sentimos hambre poco después de comer.


¿Por qué sentimos hambre aunque acabamos de comer? Esta pregunta, tan cotidiana como desconcertante, podría tener una explicación en nuestra memoria.
Un reciente descubrimiento científico sugiere que el cerebro guarda registros detallados de lo que comemos, y cuando estos "recuerdos" no se activan correctamente, el cuerpo interpreta que necesita más alimento aunque no sea cierto.
El apetito se regula en la mente, no solo en el cuerpo
Durante mucho tiempo, se pensó que el apetito dependía exclusivamente de señales fisiológicas como las hormonas grelina (que abre el apetito) o leptina (que genera saciedad). El hipotálamo, una región del cerebro, es el encargado de procesar esas señales y decidir si comemos o no.
Pero hay algo más en juego: la memoria. Los investigadores descubrieron que ciertos factores cognitivos como las emociones o las distracciones también influyen en el hambre, y no se trata solo de un "antojo emocional". El cerebro necesita recordar la última comida para activar correctamente la señal de saciedad.
Descubren células cerebrales que guardan recuerdos de comida
Científicos identificaron un grupo de neuronas en el hipocampo ventral que se activan mientras comemos y crean lo que denominaron "engramas de comida", una especie de huella cerebral con datos sobre qué, cuánto y cuándo comimos. La investigación fue publicada en Nature Communications.
Estos engramas no son como cualquier memoria: están especializados en registrar la experiencia alimentaria. En experimentos con ratas, los científicos observaron que al eliminar esas neuronas, los animales olvidaban dónde habían comido, pero recordaban perfectamente otras cosas.
Olvidar lo que comiste puede hacerte sentir hambre otra vez
Lo más impactante del hallazgo es que estas neuronas se comunican con el hipotálamo lateral, la zona que regula el hambre. Si esta conexión se bloquea por ejemplo, por distracción al comer frente a una pantalla o por trastornos de memoria el cuerpo no registra correctamente la comida y vuelve a generar hambre como si no hubiéramos comido.
Esto explica por qué algunas personas, a pesar de haber almorzado hace poco, sienten ganas de picar algo más: el cerebro no consolidó la memoria de la comida.
Comer distraído puede hacerte comer de más
Comer mientras vemos televisión, revisamos el celular o trabajamos frente a la computadora puede alterar la memoria alimentaria. Cuando nuestra atención está dividida, el cerebro no consolida adecuadamente el recuerdo de la comida (el llamado engrama), lo que puede generar una falsa señal de hambre poco tiempo después.
Este efecto no solo afecta a personas sanas: también se ha observado en quienes tienen problemas de memoria, como pacientes con demencia o lesiones cerebrales, lo que podría explicar por qué tienden a comer en exceso.
La buena noticia es que la alimentación consciente puede marcar la diferencia. Saborear cada bocado, evitar distracciones y comer con atención plena ayuda a fortalecer la memoria de las comidas, regula mejor el apetito y previene la sobrealimentación. Pequeños cambios en nuestros hábitos diarios pueden tener un impacto real en la salud.
Una nueva forma de combatir la obesidad desde el cerebro
Este hallazgo tiene grandes implicaciones clínicas. Hasta ahora, los tratamientos para el sobrepeso se enfocaban en reducir calorías o aumentar el ejercicio. Sin embargo, reforzar la memoria de las comidas podría convertirse en una herramienta complementaria para evitar el exceso.
Técnicas como el mindfulness alimentario, terapias cognitivas y entrenamientos que ayuden a consolidar estos recuerdos podrían ser la clave para un mejor control del apetito en personas sanas o con trastornos de memoria.
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