Alerta en la piel: Las infecciones dermatológicas como señales clave del VIH
- Fernando Astudillo
- 2 abr
- 2 Min. de lectura
En la actualidad se viene viviendo una nueva alerta en el mundo por el aumento de casos del VIH y acá te contamos sobre una de las infecciones crónicas que se presentan en algunos pacientes.

El VIH (SIDA) es conocido también como retrovirus del tipo lentivirus autor del síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Dicha enfermedad fue descrita hace 30 años y actualmente existen dos tipos que son el VIH -1, siendo el más común y que se encuentra a nivel mundial y el VIH-2 que es una versión menos agresiva y predominante en África Occidental y Central.
Las señales en tu piel que no debes ignorar
La cantidad de pacientes con el virus del VIH que desarrollan algún tipo de infección o manifestación cutánea cambia según el estudio; sin embargo, está presente entre un 40% y 95%.
En la actualidad se conoce que las infecciones dermatológicas no solo están relacionadas con la reducción de los linfocitos T CD4, sino que también con una alteración en el perfil de citoquinas a un predomino de T helper 2.
Infecciones cutáneas que confunden el diagnóstico
Estas infecciones se presentan en un 50% y 90% de las personas que las contraen en los seis primeros meses luego del contagio; aunque a veces se confunden con una virosis inespecífica o una mononucleosis infecciosa. Asimismo, los síntomas suelen iniciar inesperadamente entre las 2 o 4 semanas luego de haber contraído el virus.
Primeras señales del VIH que no puedes ignorar
Desde la vista de los expertos médicos, este se caracteriza por una fiebre de 40 grados y una gran caída en el estado de salud. Entre las 48 y 72 horas del inicio de la fiebre, puede manifestarse un exantema morbiliforme, pápulo escamoso o vesicular en el tronco superior, la cabeza y el cuello que luego se expande hasta las palmas y plantas. Es importante mencionar que también pueden aparecer ulceras con demasiado dolor en la boca y en los genitales.
Finalmente, se pueden ver mialgias, atralgias, faringitis, sudoración excesiva, náuseas, pérdida de peso y anorexia.
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