Qué hacer cuando tu terapeuta no encaja contigo: señales para cambiar
- Deborah Astengo
- 10 jul
- 3 Min. de lectura
Ir a terapia es un acto de cuidado personal, pero no siempre el primer terapeuta con el que se trabaja es el adecuado.
Foto: Freepick
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Acudir a terapia psicológica representa un paso valiente hacia el bienestar emocional. Sin embargo, una buena terapia no depende solo de las credenciales del profesional, sino también del vínculo que se forma entre paciente y terapeuta. Esta relación, conocida como alianza terapéutica, es uno de los factores más importantes para el éxito del tratamiento, según múltiples estudios.
“Muchas veces las personas persisten en terapias donde no se sienten escuchadas o comprendidas por miedo a ‘parecer difíciles’ o ‘malagradecidas’. Pero la relación terapéutica debe ser un espacio seguro y sin juicio, donde uno pueda sentirse visto, no solo atendido”, sostiene la psicóloga peruana Mariela Zapata, especialista en salud mental juvenil y terapia integrativa.
¿Qué señales indican que tu terapeuta no es el adecuado?
La decisión de cambiar de terapeuta puede generar culpa o dudas, pero hay señales claras de que algo no está funcionando como debería:
No te sientes comprendido o validado emocionalmente.
Hay juicios, minimización de tus emociones o comentarios inapropiados.
Te cuesta abrirte o sientes que te “cuidas” demasiado al hablar.
Las sesiones no tienen estructura ni objetivos claros.
Sientes estancamiento emocional prolongado sin revisar el enfoque.
El terapeuta habla más de sí mismo que de tu proceso.
Un artículo publicado en The Lancet Psychiatry (2022) destaca que una relación terapéutica disfuncional puede no solo retrasar el progreso, sino también aumentar la frustración y el escepticismo hacia el cuidado emocional. En jóvenes, esto puede desincentivar la búsqueda de ayuda futura.
En Perú: barreras para cambiar de terapeuta
En el contexto peruano, donde el acceso a salud mental aún es limitado, muchas personas sienten que deben “aguantar” con el primer terapeuta disponible. Según cifras del Ministerio de Salud del Perú (MINSA, 2023), solo el 27% de personas que inician un proceso terapéutico se mantienen más de tres meses en tratamiento, y en muchos casos esto se debe a una mala conexión o a estilos inadecuados de abordaje.
“No hay que tener miedo de decir: ‘creo que esta terapia no es para mí’. Un buen profesional también debe saber cuándo derivar o aceptar que no es la mejor opción para ese paciente en particular”, explica Zapata.
¿Cómo abordar el cambio sin culpa?
Cambiar de terapeuta no implica fracasar en el proceso, sino reconocer que mereces una experiencia terapéutica que te haga sentir contenido, respetado y acompañado. Para hacerlo de forma saludable:
Reflexiona sobre lo que sientes y por qué. ¿Es incomodidad propia del proceso terapéutico o realmente hay una falta de conexión?
Plantea tus dudas o malestares en sesión. A veces, hablarlo puede abrir puertas a una mejor dinámica.
No temas finalizar el vínculo si no hay mejora. Puedes agradecer el tiempo compartido y expresar tu decisión de explorar otras opciones.
Busca nuevas referencias profesionales que trabajen desde enfoques más acordes con tus necesidades (TCC, psicoterapia humanista, sistémica, etc.).
Confía en tu intuición emocional. Si algo no se siente bien de forma persistente, probablemente no lo sea.
El terapeuta ideal no es perfecto, pero sí seguro
El terapeuta adecuado no es quien te dice solo lo que quieres oír, ni quien tiene todas las respuestas. Es quien te hace sentir seguro, respetado, validado y acompañado, incluso en los momentos más difíciles. La relación debe permitirte crecer emocionalmente, sin temor a juicio o desinterés.
“La terapia funciona cuando hay un compromiso mutuo y una conexión que permite que el paciente se exprese libremente. Si eso no ocurre, cambiar es una señal de madurez, no de debilidad”, concluye la especialista.
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