¿Se puede ser adicto al drama emocional? Cómo identificar esta conducta en ti
- Deborah Astengo
- 28 jul
- 3 Min. de lectura
Buscar conflictos, vivir en altibajos emocionales o sentir que algo “no está bien” cuando todo está en calma puede ser una señal de una adicción al drama emocional.
Foto: Freepick
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La adicción al drama emocional no se refiere simplemente a “ser intenso” o tener una vida con altibajos. Se trata de un patrón repetitivo en el que una persona, consciente o inconscientemente, se involucra en situaciones de alta carga emocional —conflictos, rupturas, discusiones, caos o relaciones inestables— porque su sistema nervioso se ha acostumbrado a ese nivel de activación.
Según la psicoterapeuta estadounidense Shahida Arabi, autora especializada en trauma relacional, “muchas personas confunden el amor o la conexión emocional con la adrenalina del conflicto o la intensidad, porque aprendieron desde niños que el afecto venía con caos o tensión”.
“Las personas que vivieron en ambientes familiares inestables o con validación intermitente pueden desarrollar una necesidad inconsciente de replicar esa montaña rusa emocional para sentirse vivos o amados”, señala la psicóloga peruana Lucía Ríos, especialista en vínculos afectivos y regulación emocional.
¿Qué señales indican que podrías estar en un ciclo de drama emocional?
Aunque no se trata de una adicción en el sentido médico estricto, el drama emocional activa circuitos similares a los de una adicción conductual, como los que se ven en el juego compulsivo o el uso excesivo de redes sociales. Esto se debe a la liberación de dopamina durante los picos emocionales.
Algunas señales clave para identificar este patrón:
Te aburres o incomodas cuando todo está estable o en calma.
Tiendes a sobreanalizar, discutir o provocar situaciones intensas para “sentir algo”.
Reinicias relaciones tóxicas o buscas personas emocionalmente inestables.
Experimentas una urgencia emocional constante que te impulsa a resolver “problemas” aunque no existan.
Idealizas vínculos que comienzan con mucha intensidad, pero luego se desgastan rápido.
“Quienes tienen una adicción al drama no lo hacen por gusto, sino porque su cuerpo se reguló durante años a vivir en alerta o en relaciones con tensión emocional como forma de apego”, explica la psicóloga Ríos.
¿Por qué se desarrolla esta conducta?
Diversos estudios en Journal of Nervous and Mental Disease (2021) y la American Psychological Association (APA) coinciden en que el sistema nervioso humano se adapta a la familiaridad emocional, incluso si esta es disfuncional.
En personas que han vivido:
Infancias con padres impredecibles emocionalmente.
Ambientes caóticos, con discusiones o silencios tensos.
Relaciones donde el cariño se alternaba con distanciamiento o control.
…el sistema nervioso puede asociar el conflicto con intimidad y el estrés con conexión.
La psicóloga Ríos enfatiza que esto no significa que estén destinados a repetirlo, pero sí que deben aprender a reconocer la diferencia entre intensidad y estabilidad emocional.
¿Cómo comenzar a sanar este patrón?
Superar la adicción al drama emocional implica desprogramar al sistema nervioso para que tolere la calma, el equilibrio y el afecto constante. Algunas herramientas útiles incluyen:
Terapia psicológica con enfoque en apego, trauma complejo o regulación emocional.
Practicar mindfulness y respiración consciente para calmar el cuerpo ante situaciones neutras.
Escribir un diario emocional para identificar patrones de reacción exagerada o búsqueda de caos.
Aprender a vincularse con personas emocionalmente disponibles, aunque al inicio parezcan “aburridas”.
Tener compasión contigo mismo, entendiendo que este patrón se creó como una forma de supervivencia emocional.
“Sentir paz y estabilidad puede parecer incómodo al inicio, pero es un signo de salud emocional. No estás destinado a vivir en conflicto para sentirte conectado”, concluye la especialista.
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