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Así es como el ejercicio acuático ayuda a la salud física

  • Cinco cosas que debes saber antes de lanzarse a la piscina.

Así es como el ejercicio acuático ayuda a la salud física


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La actividad física constante ofrece múltiples beneficios, desde mantener un peso saludable hasta mejorar la salud cardiovascular y la calidad del sueño. Sin embargo, para muchas personas, realizar ejercicios tradicionales como correr, caminar o levantar pesas puede ser complicado debido al dolor, la debilidad muscular, la falta de movilidad o el temor a sufrir caídas.


En estos casos, el ejercicio acuático se presenta como una excelente alternativa, ya que el agua reduce el impacto de la gravedad y permite entrenar de forma más segura y eficaz.


¿Por qué el ejercicio acuático es tan beneficioso?


  • Flotabilidad: al sumergirse hasta la cintura, el agua reduce aproximadamente un 50% del peso corporal, lo que disminuye la presión sobre huesos y articulaciones. Esto convierte al ejercicio acuático en una práctica de bajo impacto ideal para quienes buscan evitar lesiones.

  • Soporte y equilibrio: el agua brinda estabilidad a las personas con problemas de equilibrio. A la vez, su movimiento constante genera pequeños desafíos que fortalecen la coordinación y la propiocepción. Cuantas más olas se producen, más se trabaja la estabilidad corporal.

  • Resistencia natural: la densidad del agua desacelera los movimientos y genera resistencia, lo que convierte cada sesión en un entrenamiento de fuerza y resistencia eficaz. Al reducir el estrés sobre las articulaciones, las personas pueden ejercitarse por más tiempo y con mayor número de repeticiones.

Gracias a estas propiedades, el ejercicio acuático resulta ideal para quienes se están recuperando de una lesión deportiva o buscan mejorar fuerza, movilidad y resistencia sin sobrecargar su cuerpo. Además, ofrece un entrenamiento integral que potencia la capacidad cardiovascular y la flexibilidad. Como en toda rutina nueva, se recomienda consultar previamente con un profesional de la salud.

Cinco aspectos que debe conocer antes de comenzar


  1. Es una actividad versátil. Existen ejercicios para todos los niveles: desde caminar dentro del agua hasta practicar actividades de mayor intensidad como el “aquarunning” o la natación. Puede intensificar su rutina aumentando la velocidad de los movimientos o utilizando accesorios como churros, guantes, palas o bandas elásticas.

  2. No es necesario saber nadar. Aunque conocer las nociones básicas de seguridad acuática siempre es recomendable, la mayoría de los ejercicios se realizan en zonas donde se puede estar de pie, por lo que no es indispensable saber nadar.

  3. La temperatura del agua influye. Las aguas más frescas (27–31 °C) son ideales para entrenamientos intensos o para personas que tienden a sobrecalentarse, como las embarazadas o quienes padecen obesidad. En cambio, las temperaturas más cálidas (29–33 °C) benefician a personas con artritis, fibromialgia o dolores musculares.

  4. Escuche a su cuerpo. El agua puede dar una falsa sensación de ligereza, lo que lleva a realizar sesiones más largas e intensas de lo previsto. Esto puede generar fatiga o sobrecarga muscular. Es importante moderar el esfuerzo y permitir la recuperación adecuada.

  5. Las clases grupales son una gran opción. Participar en sesiones colectivas puede mejorar la motivación y la constancia. Además, los instructores especializados pueden adaptar los ejercicios según las necesidades de cada participante.


Más allá de lo básico


Para aumentar la intensidad del entrenamiento, se pueden incorporar distintos implementos de resistencia, como:


  • Mancuernas de espuma: ofrecen resistencia dentro del agua gracias a la flotación.

  • Pesas acuáticas: se colocan en muñecas o tobillos para aumentar el esfuerzo.

  • Palas o guantes de resistencia: fortalecen brazos y hombros.

  • Cinturones de flotación: permiten moverse libremente en aguas profundas sin necesidad de bracear constantemente.


El ejercicio acuático no solo mejora la salud física, sino también el bienestar emocional. Al reducir el dolor, disminuir el miedo a las caídas y fomentar la diversión, muchas personas descubren en el agua un espacio más amable para ejercitarse y mantenerse activas. Y lo mejor: se puede lograr un entrenamiento completo sin siquiera sumergir la cabeza.

 
 
 

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