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Cuando el amor duele más de lo que cura: saber hasta dónde quedarnos

  • Hoy reflexiono sobre ese instante en que el afecto deja de cuidar y comienza a dañar.

Cuando el amor duele más de lo que cura: saber hasta dónde quedarnos

Laura Spoya, figura televisiva peruana, lo vivió en carne propia. En mayo de 2025, confirmó entre lágrimas en su pódcast que se separaba de su esposo “por el amor a mis hijos” y su bienestar familiar; subrayó que no habrá reconciliación y pidió discreción para proteger a los suyos.


Me viene a la mente una frase del psicólogo Walter Riso:

“Ama cuando estés listo, no cuando estés solo”

Seguir “por costumbre” o por miedo a la soledad no es amor: es una forma de huir.


Fluyendo desde ese punto, te comparto algunos consejos que pueden ayudarte a tomar decisiones conscientes:


  • La dependencia emocional no es amor. Amar no es vaciarse, sino conectar desde tu plenitud. Si estás por miedo a la soledad, no estás eligiendo amar, estás eligiendo evitar.

  • Preservar tu identidad es esencial. Si perdiste tus pasiones, amistades o tu estilo de vida, detente y pregunta: ¿qué estoy sacrificando y por qué?

  • Con hijos de por medio, los límites cobran fuerza. Definir el bienestar familiar con claridad transmite estabilidad y un modelo emocional saludable.

  • Separarse puede ser un acto de amor consciente. No es rendirse, es optar por la paz emocional, la salud propia y la coherencia ante los demás.


En definitiva, soltar cuando el amor duele más de lo que cura es un gesto auténtico de amor propio, respeto y valentía.


Mantener tu identidad y tus límites no solo es amor propio: es un legado emocional para los que lleguen después de tí.

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