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De anestésico a antidepresivo: así podría usarse la ketamina en salud mental

  • La ketamina, conocida por su uso en quirófano, está despertando el interés de la psiquiatría moderna gracias a sus efectos rápidos en trastornos mentales resistentes.

Ketamina en la salud mental
Foto: Freepik
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Durante décadas, la ketamina fue vista solo como un anestésico de uso quirúrgico. Pero hoy, este viejo conocido de la medicina se perfila como una de las alternativas más prometedoras para tratar trastornos mentales que no responden a los tratamientos convencionales. Su acción rápida en el cerebro y su capacidad para favorecer la plasticidad neuronal han despertado el interés de investigadores de todo el mundo.


Aunque su origen está ligado a la anestesiología militar y pediátrica, en los últimos años se ha investigado su uso en contextos psiquiátricos, especialmente para casos de trastorno de estrés postraumático (TEPT) y trastorno obsesivo compulsivo (TOC) que no mejoran con antidepresivos ni terapias tradicionales.


Ketamina y salud mental: una nueva ruta terapéutica

A diferencia de los fármacos tradicionales, cuyos efectos pueden tardar semanas en aparecer, la ketamina ha mostrado resultados positivos en cuestión de horas. Varios estudios según un análisis del portal web especializado Psicología y Mente han reportado una mejora rápida en los síntomas de personas con TEPT y TOC, incluso después de una sola dosis.


Esta rapidez ha hecho que muchos la consideren una opción revolucionaria, aunque todavía hay retos importantes por resolver.


Ketamina contra el TEPT: avances que ilusionan

El TEPT afecta a quienes han pasado por experiencias traumáticas intensas, como violencia, guerras o desastres naturales. Y aunque existen tratamientos psicológicos y farmacológicos, hasta la mitad de los pacientes no logra una mejora significativa.


En investigaciones recientes, se administraron infusiones de ketamina a pacientes con TEPT en un entorno terapéutico cuidadosamente diseñado, que incluía música evocadora y sesiones de integración. Los resultados sorprendieron: el 75% de los participantes mostró una reducción marcada de los síntomas, y más del 60% entró en remisión en cuestión de días. Además, los beneficios persistieron durante semanas, especialmente cuando se combinó con acompañamiento psicológico.


No obstante, el tratamiento no está exento de riesgos. Se han registrado efectos secundarios como disociación, aumentos en la presión arterial y malestares temporales. Y, aunque los resultados son prometedores, muchos estudios aún son de escala reducida o se enfocan en el corto plazo.


Ketamina para el TOC: resultados preliminares alentadores

El trastorno obsesivo compulsivo, que puede llegar a ser tan incapacitante como la depresión severa, también está en la mira de los investigadores. En un reciente estudio con personas que no respondían a antidepresivos ni a terapia, se probaron dos dosis de ketamina por vía intramuscular, comparadas con un medicamento activo de control (fentanilo).


Los hallazgos fueron interesantes: la dosis baja de ketamina logró mejoras significativas en un 60% de los participantes, con efectos visibles en menos de un día. En cambio, la dosis alta fue menos tolerada, generando disociación intensa y llevando incluso a que algunos pacientes abandonaran el estudio.


Sin embargo, las limitaciones persisten. El número de participantes fue reducido, el efecto placebo difícil de controlar (por los notorios efectos de la ketamina) y no se evaluaron terapias combinadas ni efectos a largo plazo.


Hasta dónde puede llegar el uso terapéutico de la ketamina

Aunque las investigaciones actuales ofrecen esperanza, aún hay mucho por definir:


  • Los estudios son pequeños y en su mayoría se enfocan en efectos inmediatos, sin evaluar la sostenibilidad del tratamiento.

  • Los efectos secundarios existen, y aunque suelen ser temporales, algunos pueden resultar incómodos o incluso preocupantes si no se administran bajo supervisión médica.

  • El riesgo de uso indebido o dependencia sigue siendo un punto clave, sobre todo si se populariza fuera de entornos clínicos.


El futuro de la ketamina como herramienta terapéutica dependerá en gran medida de encontrar protocolos más sostenibles, como dosis menores, presentaciones orales o nasales, y su combinación con psicoterapia para potenciar sus beneficios y reducir recaídas.


Próximos pasos en la investigación con ketamina

La ketamina está lejos de ser una solución mágica, pero su potencial no puede ser ignorado. En pacientes con trastornos mentales severos y resistentes, esta sustancia ha demostrado ser capaz de abrir una ventana de alivio cuando todas las demás puertas parecen cerradas.


La clave estará en seguir investigando, con rigurosidad científica, para definir cómo, cuándo y a quiénes puede realmente beneficiar.

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