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Ejercicio y corazón: una alianza para vivir mejor

  • Practicar ejercicio con regularidad es una de las formas más efectivas de proteger el corazón y prevenir enfermedades cardiovasculares.

Ejercicio y corazón: una alianza para vivir mejor
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Más allá de prevenir enfermedades, el ejercicio físico mejora la salud cardiovascular y fortalece el cuerpo desde adentro. Caminar todos los días durante media hora, dormir bien, evitar el estrés y optar por una alimentación equilibrada; consejos que pueden sonar reiterativos, pero la realidad es que son la base de una vida saludable.


Y en el centro de todo eso encontramos al elemento clave, tan fundamental que sin él nada podría lograrse, el corazón. Un músculo que, como cualquier otro, también necesita ser entrenado para funcionar de manera óptima.


“El corazón es un músculo y hay que entrenarlo para que funcione bien, y el ejercicio físico regular, es una buena forma. Ha demostrado que mejora el corazón y otros factores que están relacionados con la patología cardiovascular como la hipertensión, el azúcar en la sangre y el colesterol”, declaró Fernando Alonso Pardo, médico cardiólogo del hospital Virgen de la Luz de Cuenca, para la Cadena SER.

La evidencia médica es clara: mantener una buena capacidad funcional mediante el ejercicio regular se puede asociar con una menor presencia de factores de riesgo cardiovascular, como lo pueden ser la hipertensión, la diabetes tipo 2 y los niveles elevados de colesterol.


El ejercicio constante protege tu salud cardíaca


Por supuesto que no se trata de correr una maratón de un día para otro. Para cuidar el corazón, lo idóneo es practicar ejercicios aeróbicos que incluyan resistencia y trabajo continuo. Caminar a paso ligero, nadar, montar bicicleta, bailar o incluso patinar son excelentes opciones. Lo fundamental es que la actividad elegida pueda generar placer en uno, pues esto aumenta las probabilidades de mantenerla en el tiempo.


"El ejercicio físico es el medicamento más barato que existe", comenta José Antonio Pérez Turpin, catedrático de educación física y deportiva de la Universidad de Alicante, para la Cadena SER.

Si alguien no tiene experiencia previa, lo recomendable es empezar de forma progresiva, por ejemplo, con caminatas que poco a poco puedan evolucionar en un trote suave, y así progresivamente. Además, aunque sorprenda, el solo hecho de subir escaleras puede ser una forma práctica de incorporar actividad física en nuestro día a día.

Ejercicio y corazón: una alianza para vivir mejor
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No todos los cuerpos responden igual al ejercicio


Aunque el deporte es una herramienta poderosa de prevención, no todas las personas pueden realizar la misma actividad a la misma intensidad. Por ejemplo, pacientes con prótesis valvulares o miocardiopatías avanzadas deben evitar deportes de contacto o de alta exigencia. En estos casos, es imprescindible consultar a un cardiólogo para personalizar el tipo e intensidad del ejercicio.


“No es lo mismo el corazón de un deportista de toda la vida que uno que empieza ahora. El deporte tiene que ser progresivo y, a partir de una edad, que a grandes rasgos podemos situar en los 40 años, es muy recomendable hacerse un chequeo cardiovascular previo a la práctica, para luego repetirlo sistemáticamente”, expresó Miguel Orejas, especialista de la unidad de Cardiología Deportiva del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (Madrid), para el País.

Moverse es vivir mejor, no solo vivir más


La actividad física regular no solo prolonga la vida, también mejora su calidad. Incrementa la capacidad funcional, reduce el riesgo de enfermedades y fortalece la salud mental. Lo importante es asumirla como parte del estilo de vida, no como una obligación. Más aún en tiempos donde el sedentarismo gana terreno, y el moverse es una de las formas de resistencia más efectivas.



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