El 5% de la población no disfruta de la música por una desconexión cerebral, revela estudio
- Redacción Qhali
- 15 sept
- 3 Min. de lectura
Una investigación científica demuestra que esta desconexión cerebral podría ayudar a entender cómo funcionan el placer y las adicciones en los seres humanos.


Un pequeño grupo de personas simplemente no disfruta de la música. Se trata de los "anhedónicos musicales", aquellos que no bailan, evitan ir a conciertos y no tienen un cantante favorito. Investigaciones realizadas hace diez años por científicos de la Universidad de Barcelona, indican que cerca del 5% de la población podría presentar esta condición, pese a tener audición normal y disfrutar de otros estímulos.
La explicación está en la actividad cerebral. Los científicos observaron que los anhedónicos musicales presentan una desconexión entre las redes auditivas y las de recompensa del cerebro. En un reciente artículo publicado en Trends in Cognitive Science, el equipo de investigación repasó sus hallazgos y detalló los mecanismos cerebrales detrás de esta condición.
“Hay diferencias individuales en las respuestas a los estímulos gratificantes. Estas vienen dadas, no por deficiencias en el circuito de recompensa, sino por la forma en la que las áreas perceptivas se conectan con este”, explica Josep Marco-Pallarés, catedrático de Psicología en la Universidad de Barcelona y uno de los autores del estudio.
Sobre el estudio
El estudio del equipo de la Universidad de Barcelona analiza cómo se experimenta el placer en el cerebro. Actividades como el sexo, el consumo de drogas o la comida activan distintas regiones que finalmente convergen en el circuito de recompensa, lo que podría ayudar a entender por qué algunas personas son más hedonistas o tienen mayor predisposición a adicciones.
Para comprobar su hipótesis, los investigadores hicieron un test a los participantes para clasificar cómo disfrutaban la música. Los dividieron en tres grupos: los anhedónicos musicales, que no sienten placer al escuchar música; los hedonistas musicales, que disfrutan de la música de manera normal; y los hiperhedonistas musicales, que experimentan un placer muy intenso al escucharla. Luego, todos se sometieron a escáneres cerebrales para observar la reacción del núcleo accumbens, la región vinculada al placer, ante recompensas monetarias y estímulos musicales.
“Esto demuestra que hay sensibilidades específicas a diferentes tipos de estímulos determinadas por cómo las áreas perceptivas interactúan con el circuito de recompensa”, señala Marco-Pallarés.
Factores genéticos y ambientales

Aún no se conoce con certeza por qué se desarrolla la anhedonia musical específica, pero tanto la genética como el entorno podrían influir. Un estudio con gemelos publicado este año en Nature indica que la variabilidad genética puede explicar hasta un 54% de las diferencias en la respuesta placentera a la música.
Noelia Martínez, neurocientífica de la Pompeu Fabra y participante en algunos de los estudios revisados en Trends in Cognitive Science, señala:
“Además de proporcionar una primera pincelada de la base genética subyacente, plantea otras preguntas como si esta variabilidad genética es algo que puede cambiar a lo largo del tiempo”, refiriéndose a la posibilidad de revertir la condición.
La música se convierte en una ventana para entender cómo nuestro cerebro procesa el placer. Según la neurocientífica Noelia Martínez, no se trata de un instinto, sino de un fenómeno social y cultural creado por los humanos.
“La música es un estímulo artístico, cultural, estético... Por eso me fascina que sea capaz de producir esa liberación de hormonas que se suele dar con reforzadores primarios como la comida o el sexo”, explica.
Este efecto podría ser la razón por la que la música está presente en todas las culturas y por la que algunos animales, como pájaros, cetáceos o perros, también muestran sensibilidad a ciertos ritmos. Para la mayoría de las personas, alrededor del 95%, escuchar música provoca una intensa descarga de dopamina, conectando emociones, placer y cultura de manera única.
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