La impaciencia en la terapia Psicológica: cuando queremos sanar en tiempo récord
- Redacción Qhali
- 12 jun
- 3 Min. de lectura
Entender que el bienestar emocional no se construye de un día para otro puede ser el primer paso para sanar con conciencia y sin culpa.


Actualmente vivimos en un mundo donde reina la inmediatez, respuestas en 1 min minuto o menos, lo que queremos podemos obtenerlo en un clic, y la costumbre a obtener todo tan rápido hace que siempre esperemos que las cosas sean al momento influyendo así en nuestro día a día convirtiéndonos en personas que exigen todo al instante. ¿Pero qué tan malo es para nosotros siempre esperar que todo se de rápido?
Todos los psicólogos indican que un proceso de terapia para la salud mental requiere un proceso, pero nosotros al estar acostumbrados a que todo vaya rápidamente de ida y vuelta, buscamos el sentirnos bien al instante, sin demora, con resultados en un dos por tres, cuando en realidad la mente necesita tiempo para sanar y cambiar el chipo que tenemos por todo lo que nos abruma y sentir la calma que tanto buscamos.
La terapia es un camino que requiere tiempo, compromiso y paciencia. No se trata de eliminar el malestar de un día para otro, sino de comprenderlo, enfrentarlo y transformarlo. Cada persona llega con una historia única, con heridas que muchas veces llevan años desarrollándose, por lo que pretender resolverlas en unas pocas sesiones puede generar frustración y abandono prematuro.
¿Cómo funciona la terapia en el proceso de reparación?
El deseo de sanar rápido es comprensible. Nadie quiere sentirse mal por mucho tiempo. Pero la verdadera transformación ocurre cuando dejamos de buscar atajos y comenzamos a confiar en el proceso y sobre todo en el terapista que está sosteniendo tu mano en todo el camino que tienes que recorrer para sanar tu mente. Como en cualquier viaje profundo, hay avances, retrocesos y pausas necesarias.
“La gente viene a terapia con la esperanza de sentirse mejor rápidamente, pero muchas veces subestima el trabajo emocional que eso implica”, señala la psicóloga clínica Marsha Linehan, creadora de la terapia dialéctica conductual.
Los especialistas indican que el proceso terapéutico suele seguir ciertas etapas generales, aunque puede variar según la persona y el enfoque:
Evaluación inicial: Se establece un vínculo de confianza y se recogen antecedentes, síntomas, objetivos y motivos de consulta.
Formulación del problema: Se exploran las causas y patrones que mantienen el malestar emocional.
Intervención: El terapeuta y el paciente trabajan activamente en estrategias, herramientas y reflexiones para modificar creencias, conductas o emociones.
Seguimiento y cierre: Cuando se logran avances significativos, se planifica el cierre gradual del proceso, con el objetivo de consolidar lo aprendido.
En una de las charlas de la terapeuta Lori Gottlieb titulada "How Changing Your Story Can Change Your Life, Gottlieb", indica que cambiar lleva tiempo, y eso está bien. En terapia no se trata de arreglarte, sino de conocerte, de la importancia de entender y reescribir nuestras historias personales como parte del proceso terapéutico.
¿Cuánto tiempo se necesita para sanar en una terapia?
Cada proceso terapéutico es único. Algunas personas necesitan unas pocas sesiones para trabajar un conflicto puntual; otras, meses o incluso años para abordar heridas emocionales complejas.
Lori nos indica que no se trata de cuánto tiempo estás en terapia, sino de cuánto estás dispuesto a trabajar contigo mismo durante ese tiempo. Pretender “curarse” rápido puede ser, paradójicamente, un obstáculo. La mente necesita tiempo para reaprender, cuestionar, procesar y sanar. El ritmo no lo marca la prisa, sino la profundidad.
Es por ello que es fundamental que tanto pacientes como profesionales normalicen que el cambio emocional sostenible requiere constancia. Celebrar los pequeños progresos y entender que el ritmo del proceso es parte de la sanación puede ser, en sí mismo, un acto de cuidado.
Comentarios