top of page

“Sobrepensar” como adicción: qué alimenta tu ciclo mental infinito

  • Cuando pensar de más deja de ser una estrategia útil y se convierte en una trampa emocional que desgasta cuerpo y mente.


“Sobrepensar” como adicción: qué alimenta tu ciclo mental infinito
Foto: Freepick

ESTE ES UN JUEGO INTERACTIVO QUE RESUME LA NOTA DE ABAJO. JUEGA Y DESCUBRE DE QUÉ SE TRATA.



El sobrepensamiento, también conocido como "overthinking", es una tendencia cada vez más común en un mundo hiperestimulado, donde el descanso mental se ve desplazado por una exigencia constante de productividad, análisis y autoevaluación. Aunque en pequeñas dosis puede parecer una herramienta útil para prever errores o tomar decisiones meditadas, cuando se vuelve crónico, puede ser tan nocivo como una adicción, advierten los expertos.


Según el psicólogo clínico peruano Gabriel Solórzano, especializado en salud mental y estrés, “el sobrepensamiento funciona como una forma de ‘control ilusorio’, donde la persona cree que pensar más le dará mejores resultados, pero lo que consigue es un agotamiento mental, ansiedad y parálisis ante la acción”.


Cuando pensar mucho se convierte en hábito adictivo


La ciencia ha identificado que el sobrepensar activa los mismos circuitos cerebrales implicados en las adicciones, particularmente aquellos asociados con la dopamina y la necesidad de gratificación o alivio inmediato. En una investigación publicada en Journal of Behavioral Addictions, se sugiere que las personas que sobrepiensan activamente pueden experimentar una sensación temporal de control o consuelo, lo que refuerza la conducta de manera automática.


El sobrepensamiento puede parecer racional, pero muchas veces se convierte en un mecanismo emocional para evitar sentir o decidir”, explica Solórzano. “Es como una ‘muleta mental’ que usamos para posponer decisiones difíciles o para no enfrentar emociones como el miedo, la culpa o la tristeza”.


Factores que lo alimentan: cultura, trauma y tecnología


Diversos estudios internacionales, como los realizados por la Universidad de Harvard y la Universidad de Tokio, revelan que el estilo de vida moderno —marcado por la inmediatez digital, el perfeccionismo y la presión social— alimenta este patrón cognitivo. Además, experiencias de trauma infantil, ambientes altamente críticos o el miedo al fracaso son grandes catalizadores del ciclo mental infinito.


En el Perú, un estudio del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado – Hideyo Noguchi” confirma que los altos niveles de ansiedad y estrés en adultos jóvenes están directamente relacionados con rumiaciones mentales constantes, especialmente entre estudiantes universitarios y profesionales jóvenes.


Consecuencias invisibles del sobrepensamiento


Pensar en exceso afecta más que el estado de ánimo. Puede generar insomnio, agotamiento, dolores musculares y dificultades digestivas, además de alimentar cuadros de ansiedad y depresión, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, afecta negativamente la autoestima y las relaciones personales, ya que las personas que sobrepiensan tienden a interpretar en exceso las acciones de los demás y dudar constantemente de sí mismas.


Las personas que sobrepiensan suelen tener la idea de que si no piensan todos los escenarios posibles, algo malo ocurrirá. Pero esto es una ilusión de control que los mantiene atrapados en el mismo lugar”, señala el psicólogo clínico Solórzano.


Cómo romper el ciclo del pensamiento infinito


La buena noticia es que el sobrepensamiento se puede tratar y reducir con consciencia, herramientas terapéuticas y entrenamiento mental. La psicoterapia cognitivo-conductual, la meditación mindfulness y la escritura reflexiva son estrategias comprobadas.


Solórzano recomienda:

  • Tener horarios definidos para pensar y resolver problemas.

  • Escribir los pensamientos rumiantes para observarlos desde fuera.

  • Practicar técnicas de atención plena (mindfulness) para anclar la mente al presente.

  • Aceptar la incertidumbre como parte de la vida, en lugar de temerla.


Pensar menos no es ser irresponsable


Muchas personas temen dejar de pensar porque creen que pensar menos las volverá imprudentes, pero en realidad, aprender a detenerse y descansar mentalmente es un acto de salud emocional”, concluye el especialista.


En un mundo que premia la hiperproductividad, aprender a no pensar tanto es también un acto de rebeldía emocional y autocuidado. Si notas que tu mente no puede “apagarse” ni descansar, es momento de prestar atención: tal vez estás atrapado en una adicción silenciosa que se disfraza de análisis.

Comentarios


bottom of page