Autoabandono: el hábito silencioso de posponer siempre tus necesidades
- Deborah Astengo

- 6 ago
- 3 Min. de lectura
Aunque no siempre se reconoce fácilmente, el autoabandono emocional y físico es una conducta cada vez más frecuente entre jóvenes y adultos.

Foto: Freepick

El autoabandono ocurre cuando una persona ignora o posterga de forma habitual su bienestar personal, tanto físico como emocional, muchas veces sin ser plenamente consciente de ello. Este patrón puede consolidarse a lo largo del tiempo hasta convertirse en una forma silenciosa de maltrato a uno mismo.
Según la American Psychological Association (APA), el autoabandono puede estar relacionado con la baja autoestima, traumas emocionales no resueltos o modelos de crianza donde el cuidado personal no era valorado.
“Es un patrón que muchas personas normalizan: no ir al médico, no poner límites, ignorar señales de agotamiento, dejar de lado lo que les da placer o posponer la búsqueda de ayuda emocional por pensar que ‘hay cosas más importantes’”, explica la psicoterapeuta peruana Lucía del Solar, especialista en autoestima y vínculos afectivos.
Formas comunes (y poco visibles) de autoabandono
El autoabandono puede expresarse de maneras sutiles, cotidianas y aparentemente inofensivas. Algunas de las más frecuentes son:
Postergar sistemáticamente el descanso o el sueño en nombre del trabajo o los estudios.
Evitar pedir ayuda o compartir lo que se siente, creyendo que “no es para tanto”.
Ceder siempre en las relaciones personales, aunque esto implique pasar por encima de uno mismo.
Descuidar la alimentación, la salud o el entorno personal.
No permitirse placer, ocio ni tiempo de desconexión.
Un estudio publicado en Frontiers in Psychology (2023) revela que las personas con un alto nivel de autoexigencia y tendencia a complacer a los demás son más propensas a caer en el autoabandono crónico. En Perú, según datos del Instituto Nacional de Salud Mental, el 62% de jóvenes consultados entre 18 y 30 años afirmaron priorizar “constantemente” las necesidades de otros sobre las propias.
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Vivimos en una sociedad que valora la productividad, el sacrificio y el esfuerzo continuo. En ese contexto, descansar, pedir ayuda o poner límites puede percibirse como egoísta o débil, lo que refuerza el hábito de abandonarse a uno mismo.
“El autoabandono suele ser aprendido. A veces, desde pequeños, se nos enseñó que cuidar de nosotros mismos era secundario frente a las necesidades de los demás, o que el valor personal dependía del sacrificio”, señala Del Solar.
Este patrón, si no se aborda, puede derivar en trastornos como ansiedad, depresión, fatiga crónica, burnout e incluso afecciones físicas derivadas del estrés sostenido.
¿Cómo empezar a salir del autoabandono?
El primer paso es tomar conciencia de las pequeñas formas en las que nos descuidamos, sin culparse, pero sí con responsabilidad emocional. Algunas estrategias clave:
Practicar el autocuidado real, no solo como estética, sino como salud integral.
Agendar espacios de descanso y desconexión como compromisos inamovibles.
Decir “no” sin culpa y poner límites afectivos saludables.
Revisar creencias limitantes sobre el valor personal y el merecimiento.
Buscar acompañamiento terapéutico si el patrón está muy arraigado.
En Perú, organizaciones como Psicólogos Sin Fronteras o Habla Franco del Ministerio de Salud ofrecen soporte emocional accesible para quienes desean trabajar en su salud mental y su relación consigo mismos.
“Cuidarse no es un lujo ni un capricho. Es un acto de responsabilidad y amor propio que transforma la forma en que nos vinculamos con el mundo”, concluye Del Solar.
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