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 ¿Chismear mejora la salud? Esto lo revela un nuevo estudio italiano

  • Una investigación científica descubrió que hablar sobre otras personas estimula la oxitocina, la “hormona de la felicidad”, y ayuda a reducir el estrés.


 ¿Chismear mejora la salud? Esto lo revela un nuevo estudio italiano
Foto: Pexels
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Aunque muchas veces se le critica, el chisme podría tener un efecto positivo en el bienestar físico y emocional. Así lo concluyó un estudio de la Universidad de Pavía, en Italia, el cual demostró que esta práctica común entre personas desencadena una serie de respuestas hormonales que benefician al organismo.


Chismear libera oxitocina y reduce el estrés


Según los investigadores, al conversar sobre la vida de otras personas, el cerebro libera mayores niveles de oxitocina, una hormona relacionada con el placer, la empatía y la conexión social. Este efecto es similar al que se produce al recibir un abrazo o un gesto de cariño.


Además, se observó una disminución significativa del cortisol, la hormona que el cuerpo segrega en situaciones de estrés. Este hallazgo sugiere que chismear no solo mejora el estado de ánimo, sino que también ayuda a relajar el cuerpo y la mente.


El estudio, publicado en la revista ScienceDirect, analizó las respuestas hormonales de 22 estudiantes universitarias expuestas a distintos tipos de conversación: chismosas, neutrales y emocionales sin contenido social. Los resultados fueron contundentes: el mayor bienestar se generó durante los momentos en los que se hablaba de otras personas.


Un hábito tan antiguo como la humanidad


Lejos de ser una práctica moderna, el chisme ha acompañado a la humanidad desde tiempos prehistóricos. El antropólogo Robin Dunbar ha propuesto que “gossip” pudo reemplazar el acicalamiento físico como método para mantener la cohesión social en grupos grandes. En sociedades antiguas, compartir información sobre terceros servía para reforzar normas, alertar sobre conductas peligrosas y crear alianzas.


En este sentido, el chisme habría cumplido un papel clave en la supervivencia y organización social, más allá de su connotación negativa en la actualidad.


Otros estudios que lo respaldan


Investigaciones publicadas en Social Psychological and Personality Science han encontrado que el chisme puede reducir la ansiedad y reforzar el sentido de pertenencia. Compartir experiencias o información sobre otros ayuda a generar confianza, validación y cercanía, sobre todo en entornos donde la interacción social es constante, como oficinas, universidades o comunidades pequeñas.


El otro lado de la moneda


Aunque el chisme positivo —el que busca compartir, entretener o empatizar— puede ser beneficioso, su versión malintencionada puede deteriorar relaciones y generar desconfianza. La psicología moderna recomienda diferenciar entre comentar y difamar, fomentando la comunicación honesta y respetuosa.

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