Cuando sentir “mucho” no es una debilidad, sino una forma de inteligencia
- Deborah Astengo
- 6hs
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La alta sensibilidad emocional ha sido históricamente malinterpretada como fragilidad. Sin embargo, nuevos estudios revelan que esta capacidad de sentir intensamente podría estar ligada a una inteligencia emocional superior.

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Durante años, a quienes sienten “demasiado” se les ha etiquetado como exagerados, intensos o vulnerables. Sin embargo, la ciencia y la psicología están dando un giro a esa percepción: sentir intensamente no solo no es un defecto, sino que puede ser una poderosa forma de inteligencia.
Según la doctora Elaine Aron, psicóloga estadounidense pionera en el estudio de las personas altamente sensibles (PAS), alrededor del 15 al 20 % de la población mundial nace con un sistema nervioso más receptivo y profundo, lo que les hace experimentar emociones, estímulos y relaciones con mayor intensidad.
“Una persona sensible procesa más profundamente la información y puede detectar matices emocionales que otros pasan por alto. Eso es inteligencia emocional en estado puro”, explica Aron en su libro “El don de la sensibilidad”.
¿Qué es la alta sensibilidad y cómo se manifiesta?
Las personas altamente sensibles no solo experimentan emociones profundas, sino que también tienen una fuerte empatía, son reflexivas, observadoras y muy receptivas a los cambios en su entorno.
La psicoterapeuta peruana Claudia Serna, especialista en salud mental y neurodiversidad, señala que en consulta suele ver casos donde “la sensibilidad se ha vivido como una carga durante años, cuando en realidad es una cualidad que permite conectar mejor con los demás y con uno mismo”.
Características comunes de la alta sensibilidad:
Reacción intensa ante emociones propias o ajenas.
Agotamiento en ambientes muy estimulantes o ruidosos.
Profundidad en la reflexión y análisis.
Alta capacidad de empatía.
Sentido ético o moral elevado.
Necesidad de momentos de soledad o descanso sensorial.
Inteligencia emocional: la verdadera fortaleza de sentir
La inteligencia emocional, concepto acuñado por Daniel Goleman, implica la capacidad de reconocer, comprender y gestionar las propias emociones y las de los demás. En este contexto, sentir intensamente se convierte en una ventaja, siempre que se sepa canalizar.
Un estudio de la Universidad de Cambridge (2022) identificó que las personas con mayor sensibilidad emocional presentan una actividad cerebral más intensa en la ínsula y la amígdala, zonas clave en el procesamiento emocional, lo cual les permite responder con mayor precisión a las señales sociales y emocionales.
“La sensibilidad, cuando está bien gestionada, permite tomar decisiones más conscientes, desarrollar relaciones más sanas y ser más resilientes frente al dolor emocional”, añade Serna.
¿Por qué la sociedad asocia sentir mucho con debilidad?
En culturas donde se valora la racionalidad por encima de lo emocional, expresar sentimientos con intensidad puede ser malinterpretado como inmadurez, inseguridad o fragilidad. Esto es especialmente común en entornos laborales o educativos donde se premia el autocontrol emocional como sinónimo de eficacia.
Sin embargo, cada vez más investigaciones demuestran que la regulación emocional, no la represión, es lo que realmente construye fortaleza psicológica.
Un estudio del Journal of Personality encontró que las personas que aceptan sus emociones sin juzgarlas presentan menos síntomas de ansiedad y depresión, incluso si esas emociones son intensas.
Cómo transformar tu sensibilidad en una fortaleza
Conócete emocionalmente: aprender a identificar tus detonantes, tus necesidades y tu forma de procesar el entorno es clave.
Pon límites saludables: sentir mucho no significa aguantar todo. Aprender a retirarte a tiempo es un acto de autocuidado.
Rodéate de vínculos seguros: los entornos de confianza potencian lo mejor de la sensibilidad emocional.
Canaliza a través de la creatividad o la escritura: muchas personas sensibles encuentran en el arte una vía de expresión y liberación emocional.
Busca acompañamiento psicológico si lo necesitas: un terapeuta puede ayudarte a convertir tu sensibilidad en inteligencia aplicada.
Sentir intensamente no es una condena, sino un potencial por desarrollar. La sensibilidad emocional, lejos de ser una debilidad, puede convertirse en una forma elevada de sabiduría emocional, empatía y conexión humana.
En palabras de la psicóloga Serna: “En una sociedad que aplaude lo rápido y lo superficial, ser alguien que siente profundamente es un acto de valentía. Es hora de que dejemos de silenciar la sensibilidad y empecemos a celebrarla”.
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