Cuando todo aburre: cómo distinguir la apatía de la depresión leve
- Redacción Qhali
- hace 6 días
- 3 Min. de lectura
La falta de motivación, el desgano constante y el aburrimiento crónico pueden ser señales de algo más profundo que simplemente estar "desganado".
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Aunque pueden parecer similares, la apatía y la depresión leve son estados distintos, tanto en su origen como en su manifestación emocional y conductual. La apatía se define como una disminución del interés, motivación o respuesta emocional frente a estímulos que antes generaban placer o entusiasmo, mientras que la depresión leve implica una afectación del estado de ánimo con tristeza persistente, fatiga y pensamientos negativos.
Según la American Psychiatric Association (APA), la apatía puede ser un síntoma dentro de un cuadro depresivo, pero también puede presentarse de forma aislada, especialmente en contextos de estrés prolongado, burnout o falta de estímulo.
“La apatía no siempre es tristeza. Puede manifestarse como una especie de indiferencia emocional donde nada entusiasma ni genera reacción. En cambio, la depresión leve suele implicar una afectación más general del ánimo y de la visión que se tiene de uno mismo”, explica la psicóloga peruana Pamela Gutiérrez, especialista en salud mental y procesos emocionales en jóvenes.
Señales clave para diferenciar ambas condiciones
Reconocer la diferencia entre estar apático y estar deprimido de forma leve puede ser difícil sin acompañamiento psicológico. Sin embargo, hay signos distintivos:
En la apatía:
Se siente desinterés generalizado pero sin tristeza marcada.
Hay falta de motivación, pero sin pensamiento negativo sostenido.
Las emociones se aplanan, pero no se experimenta culpa o desesperanza.
Es más común en personas con rutinas monótonas, exceso de trabajo o falta de estímulos.
En la depresión leve:
Hay tristeza constante, fatiga y alteraciones en el sueño o el apetito.
Se presentan pensamientos autocríticos, baja autoestima y sensación de inutilidad.
A menudo se acompaña de ansiedad leve o aislamiento emocional.
Puede tener una causa específica o surgir sin una razón evidente.
Un estudio realizado por la Universidad Peruana Cayetano Heredia (2022) encontró que el 48% de los estudiantes universitarios evaluados reportaron síntomas compatibles con apatía, mientras que un 27% presentaba indicios de depresión leve. Esto evidencia la importancia de atender ambas condiciones, aunque no sean idénticas.
¿Por qué pueden aparecer estos estados?
La vida moderna ha creado escenarios propicios para el desarrollo de la apatía y la depresión leve: jornadas extensas, sobrecarga mental, poca conexión social significativa y presión constante por la productividad.
También influyen factores biológicos, como alteraciones en la dopamina y la serotonina, dos neurotransmisores clave en el procesamiento del placer y la motivación.
“Estar en piloto automático durante mucho tiempo agota la capacidad del cerebro para responder emocionalmente. Es entonces cuando aparece la apatía como una especie de ‘apagón emocional’”, señala Gutiérrez.
¿Qué hacer si sientes que “nada te motiva”?
Tanto la apatía como la depresión leve son tratables y reversibles, especialmente si se detectan en sus primeras etapas. Algunas estrategias recomendadas incluyen:
Buscar espacios que reconecten con el placer: arte, música, naturaleza, juegos.
Establecer rutinas saludables, con tiempos para descanso real y actividades sin presión.
Fomentar relaciones sociales significativas más allá de lo digital.
Consultar con un especialista en salud mental, especialmente si el estado se mantiene por más de dos semanas.
En Perú, se puede acceder a atención gratuita a través de los Centros de Salud Mental Comunitarios (CSMC) del Ministerio de Salud, presentes en varias regiones.
“No hay que esperar a ‘tocar fondo’ para buscar ayuda. Sentirse emocionalmente apagado o desmotivado no es parte natural de la adultez, es un signo de que algo necesita atención”, concluye la psicóloga Gutiérrez.
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