¿Duermes muy poco? Tu cerebro podría estar encogiéndose, según un estudio científico
- Redacción Qhali
- 14 ago
- 2 Min. de lectura
Dormir poco o sin un descanso profundo puede afectar más de lo que imaginas. Investigaciones recientes revelan que la falta de sueño reparador está vinculada a la reducción del tamaño del cerebro, incluso en personas sanas.


Dormir poco se ha vuelto tan común que muchas personas lo aceptan como parte de la rutina. Sin embargo, descansar poco, o peor aún, no alcanzar fases de sueño profundo, no solo genera fatiga o dificultad para concentrarse. Según un estudio reciente, también podría estar alterando la estructura del cerebro.
Investigadores analizaron datos de más de 180 voluntarios adultos y descubrieron una asociación directa entre la falta de sueño profundo y la disminución de volumen en regiones cerebrales clave, lo que podría tener efectos a largo plazo sobre la memoria, el procesamiento emocional y la salud cognitiva en general.
¿Qué revela el estudio?
El trabajo fue realizado por el University College London y la Universidad de Oslo. Los participantes, que eran personas sin enfermedades neurológicas, fueron evaluados mediante resonancias magnéticas, seguimiento del sueño y diversas pruebas clínicas durante casi dos años.
El resultado más preocupante: quienes reportaban un sueño de mala calidad mostraban una reducción significativa en el tamaño del cerebro, especialmente en áreas como el lóbulo frontal, el tálamo y el hipocampo. Estas regiones están directamente vinculadas a funciones como la memoria, la regulación emocional y la toma de decisiones.
Aunque el estudio no establece una relación de causa y efecto definitiva, sí sugiere que la falta de sueño reparador puede acelerar el deterioro cerebral natural, sobre todo en personas mayores de 60 años, en quienes este fenómeno fue aún más marcado.
Dormir bien es una necesidad

El sueño profundo es la fase del descanso donde el cuerpo y el cerebro se regeneran. Durante esta etapa, se consolidan recuerdos, se procesan emociones y el sistema nervioso se autorregula. Interrumpir o reducir esta fase puede afectar no solo el estado de ánimo, sino también la salud cerebral a largo plazo.
Por eso, los especialistas insisten en que el descanso debe ser una prioridad: mantener una rutina de sueño constante, evitar el uso excesivo de pantallas antes de dormir y consultar con un profesional ante señales de insomnio o fatiga crónica pueden marcar una gran diferencia.
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