Ecoansiedad: el costo emocional del cambio climático
- Redacción Qhali
- hace 2 días
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El cambio climático no solo transforma el planeta, también está afectando la salud mental de millones de personas, especialmente entre los más jóvenes.


El calentamiento global no solo afecta al planeta. También está impactando nuestra salud mental, especialmente entre los más jóvenes, y se perfila como un problema de salud pública que no puede seguir ignorándose.
Sequías, olas de calor, inundaciones y un futuro cada vez más incierto. A medida que el cambio climático avanza, muchas personas no solo experimentan preocupación por el planeta, sino también un profundo malestar emocional. Este fenómeno tiene nombre: ecoansiedad, un tipo de angustia persistente frente a la crisis ambiental que, en casos graves, puede desembocar en depresión, trastornos de ansiedad o incluso afectar seriamente la vida diaria.
El psiquiatra suizo Philippe Conus, jefe del Departamento de Psiquiatría General del Hospital Universitario del Cantón de Vaud de Suiza, ha advertido sobre este creciente problema. Si no se toman medidas, advierte, podríamos enfrentarnos a una epidemia de trastornos mentales vinculados al cambio climático.
¿Qué es exactamente la ecoansiedad?
Aunque no está reconocida oficialmente como una enfermedad, la ecoansiedad se describe como una respuesta emocional ante las amenazas que el cambio climático representa para el planeta y la vida en él. A menudo se acompaña de sentimientos de impotencia, culpa y desesperanza, especialmente cuando se percibe que los esfuerzos individuales no bastan y que los líderes políticos no hacen lo suficiente.
"Es normal estar ansioso frente a un problema tan grande", señala Conus. "Lo preocupante es cuando esa ansiedad interfiere con la vida diaria, el trabajo o las relaciones personales. Algunas personas dejan de dormir, se aíslan o incluso pierden el sentido de propósito".
Cómo el clima está afectando nuestra salud mental
El cambio climático no solo genera ansiedad anticipatoria. Conus recuerda que quienes enfrentan desastres naturales como incendios, huracanes o inundaciones pueden desarrollar estrés postraumático o depresión. También hay impactos más lentos pero igual de devastadores: pérdida de biodiversidad, disminución de recursos naturales y el deterioro del entorno en el que muchas personas crecieron, lo que puede provocar un fenómeno llamado solastalgia, una mezcla de nostalgia y tristeza por el cambio ambiental.
Además, quienes ya padecen trastornos mentales son más vulnerables. "Las personas con trastornos como la bipolaridad, por ejemplo, pueden sufrir más recaídas durante las olas de calor debido a la alteración del sueño", explica el psiquiatra.
La juventud, la más golpeada por la ecoansiedad
La preocupación ambiental se siente con más fuerza entre los más jóvenes. Un estudio internacional reveló que casi el 60% de los encuestados entre adolescentes y adultos jóvenes se sentían "extremadamente preocupados" por el cambio climático. Más de la mitad reportaba sentimientos de tristeza, impotencia y culpa.
En Suiza, una encuesta aplicada a estudiantes universitarios mostró cifras aún más alarmantes: el 85% se declaraba preocupado por el clima, y más de la mitad afirmó que no quería tener hijos en un mundo tan incierto.
Cómo enfrentar la ecoansiedad
A falta de un protocolo específico para tratar la ecoansiedad, Conus recomienda empezar por reconocer que es una respuesta emocional legítima y comprensible. "No es una locura. Hay buenas razones para sentirse así", dice.
Entre sus consejos están:
Evitar la sobreexposición a noticias negativas.
Reconectar con la naturaleza.
Involucrarse activamente en causas ambientales, ya sea a través del activismo, el voluntariado o incluso la política. Sentirse parte de la solución puede aliviar la sensación de impotencia.
Buscar ayuda profesional si el malestar se vuelve abrumador. En algunos casos, puede ser necesario un acompañamiento psicológico o farmacológico.
La salud mental también necesita acción climática
Para Conus, es urgente que los sistemas de salud reconozcan el impacto del cambio climático en la salud mental y capaciten a su personal para abordarlo. Además, insta a la comunidad científica y médica a presionar a los líderes políticos: "Luchar contra el cambio climático es, en sí mismo, una forma de prevenir problemas mentales futuros".
Y advierte: “Nuestros sistemas sanitarios ya están saturados. Si no actuamos, no tendrán capacidad para enfrentar una posible ola de trastornos mentales derivados del deterioro ambiental”.
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