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El egoísmo cotidiano: actitudes que delatan a quienes piensan solo en sí mismos

  • Descubre las actitudes y comportamientos típicos de las personas egoístas para reconocerlas rápidamente


    personas egoistas
    Foto: Pixabay
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¿Quién no ha conocido a alguien que siempre busca su propio beneficio, incluso en los gestos más simples? El egoísmo es una actitud más común de lo que se cree, pero también una de las más difíciles de reconocer en uno mismo.


Si bien es fácil identificar conductas egoístas en otras personas, aceptar que uno también puede incurrir en ellas requiere autocrítica y honestidad. El egoísmo se manifiesta de distintas maneras y muchas veces se disfraza de prudencia, estrategia o derecho individual.


Siete señales que delatan a una persona egoísta


  1. Aprovechan las circunstancias a su favor: Desde pagar menos en una cuenta compartida hasta pedir favores sin ofrecer nada a cambio, las personas egoístas tienden a sacar ventaja de las situaciones cotidianas. Lo hacen con tal sutileza que muchas veces su comportamiento pasa desapercibido, al menos al inicio.

  2. Evitan compartir, incluso lo mínimo: Negarse a compartir un libro, una bebida o una experiencia es una señal clara. Estas personas valoran más su exclusividad que el placer de compartir con otros.

  3. Llevan la reciprocidad al extremo: El principio de “yo te doy si tú me das” es una regla no escrita en su vida. Mantienen una especie de contabilidad emocional: si no recibieron un regalo, difícilmente harán uno. Su generosidad suele tener condiciones.

  4. No sueltan el “último ejemplar: ”Si alguien les pide algo aparentemente insignificante, como un chicle o un sorbo de agua, es probable que lo nieguen. A menudo inventan excusas para no compartir, aunque en realidad podrían hacerlo sin problema.

  5. Temor excesivo a prestar cosas: Desconfían del retorno de lo que prestan y solo acceden si hay una compensación de por medio. Suelen usar el préstamo como moneda de cambio o para llevar una cuenta de favores.

  6. Aplican la ley del mínimo esfuerzo: Si ayudar no les toma tiempo ni energía, lo harán. De lo contrario, pondrán excusas. Sus decisiones están guiadas por la conveniencia y no por la empatía.

  7. Ven las relaciones como transacciones: Para ellos, todo vínculo es un intercambio. La generosidad gratuita no encaja en su lógica; si no hay algo que ganar, no hay motivo para involucrarse.


¿Podemos cambiar?


Aunque todos podemos mostrar actitudes egoístas en algún momento, reconocerlas es el primer paso para modificarlas. Ser más conscientes de cómo afectan nuestras acciones a los demás puede abrir la puerta a relaciones más genuinas y solidarias. La empatía, como valor, se aprende y se practica.

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