Un baño de florecimiento en Piura termina en tragedia
- Redacción Qhali
- 19 ago
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La búsqueda de una cura para un intenso dolor en las piernas terminó en una tragedia en el distrito de Tambogrande, Piura, donde una mujer de 45 años perdió la vida tras sufrir quemaduras de tercer grado durante un "baño de florecimiento" administrado por un curandero.

Marcelina Panta Zapata, la víctima, fue encontrada con el 90% de su cuerpo cubierto por quemaduras, un desenlace fatal que ha conmocionado a su familia y a la comunidad local. El caso, que actualmente está bajo investigación por las autoridades, ha dejado una estela de preguntas y ha puesto en el punto de mira al curandero responsable, quien se encuentra inubicable desde que se conoció el fatal desenlace.
Florecimiento mortal
Según el testimonio de su hermano, Víctor Panta, la salud de Marcelina había sido motivo de preocupación por un dolor crónico en las piernas, había explorado diversas opciones para encontrar alivio. En su búsqueda de esperanza, se había puesto en contacto con un curandero de la zona conocido como Sandy Chozo, quien le prometió una solución a través de un rito tradicional: un baño de florecimiento, una práctica común en ciertas regiones del país, que busca purificar, atraer la buena suerte y, en este caso, supuestamente, sanar dolencias físicas.
El rito, que se llevó a cabo en un entorno no controlado y sin las precauciones médicas necesarias, resultó ser una trampa mortal. Las circunstancias exactas de cómo ocurrieron las quemaduras no han sido reveladas por completo, pero la severidad de las lesiones apunta a un contacto directo con una sustancia extremadamente cáustica. El daño en el 90% de su cuerpo indicaba una exposición masiva y prolongada, que afectó no solo la piel, sino también los tejidos subyacentes, lo que hizo que su pronóstico fuera irreversible desde el principio.
Tras el incidente, Marcelina Panta fue trasladada de urgencia al hospital de Sullana, donde fue ingresada directamente a la unidad de cuidados intensivos. A pesar de los esfuerzos del personal médico por salvarla, la magnitud de las quemaduras era insuperable. Las infecciones, la deshidratación y el múltiple colapso de sus órganos son complicaciones comunes en quemaduras de esta magnitud, y Marcelina sucumbió a ellas.
La noticia de la muerte de Marcelina Panta Zapata desencadenó una respuesta inmediata de las autoridades. Agentes de la policía nacional y miembros del Ministerio Público se movilizaron para iniciar una investigación exhaustiva. El primer paso fue buscar a Sandy Chozo, el curandero que había administrado el baño. Sin embargo, en un giro predecible, se descubrió que había huido.
Búsqueda del curandero
La fuga del curandero no solo complica la investigación, sino que refuerza las sospechas sobre su responsabilidad en los hechos. La falta de un registro profesional, la ausencia de protocolos de seguridad y la huida tras la emergencia son indicios claros de una negligencia que, en este caso, resultó fatal. Las autoridades ahora enfrentan el desafío de rastrear y capturar a Chozo para que enfrente las acusaciones por el trágico fallecimiento de Marcelina Panta. El caso podría ser tipificado como homicidio culposo, o incluso dolo eventual, dependiendo de lo que determinen las pesquisas.
Este trágico incidente en Piura es un sombrío recordatorio de un problema de salud pública mucho más amplio en Perú. En muchas comunidades rurales y urbanas, la medicina tradicional y los rituales de curanderismo son una alternativa popular, especialmente para aquellos que no tienen acceso fácil a la atención médica moderna o que han perdido la fe en ella. Si bien algunas de estas prácticas pueden tener raíces culturales legítimas y beneficios anecdóticos, la falta de una regulación, supervisión y, en muchos casos, la ausencia de conocimiento científico, las convierte en un riesgo potencial.
El caso de Marcelina no es el primero en el que un paciente sufre daños graves o incluso la muerte a manos de personas que ejercen la curación sin la debida preparación. El uso de hierbas tóxicas, la manipulación de líquidos a altas temperaturas y la aplicación de sustancias químicas desconocidas son prácticas peligrosas que pueden tener consecuencias devastadoras. La historia de Marcelina Panta Zapata subraya la necesidad urgente de educar a la población sobre los riesgos de estos procedimientos y de fortalecer la regulación y la vigilancia sobre quienes se autoproclaman sanadores.
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