Ecoansiedad: el nuevo miedo que desvela a la Generación Z
- Redacción Qhali

- hace 4 horas
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La angustia por la crisis ambiental ya afecta la salud mental juvenil. Expertos advierten que la clave está en transformar miedo en acción.

Hablar del cambio climático ya no es solo un asunto de deshielos o incendios. Para miles de jóvenes en Perú y el mundo, el calentamiento global se convirtió en un motivo real de insomnio, culpa y tristeza, la llamada Ecoansiedad o ansiedad climática. Según The Lancet Planetary Health (2024), el 59 % de los jóvenes de 16 a 25 años admite sentirse muy o extremadamente preocupado por la crisis ambiental.
En consulta psicológica, esta preocupación ya tiene rostro y nombre. “Muchos llegan sintiéndose responsables de un planeta herido, y sienten que hagan lo que hagan, es insuficiente”, explica la psicóloga ambiental Dra. Carla Torres para Salud Hoy en el 2024. El miedo, cuando no encuentra salida, puede transformarse en parálisis emocional o sentimientos de desesperanza profunda.
¿Qué es la ansiedad climática?
La ecoansiedad es una reacción emocional y física ante la percepción de una amenaza ecológica real e inminente. Aunque la American Psychological Association (APA, 2023) no la reconoce como trastorno clínico, sí la define como “ansiedad crónica vinculada a la conciencia de la crisis climática”.
La angustia suele manifestarse con síntomas como insomnio, fatiga constante, ataques de pánico y hasta culpa por el consumo diario de recursos. Para algunos, no usar bolsas plásticas ya no basta; la idea de un planeta colapsando pesa tanto que vivir el presente parece egoísta. Nature Climate Change (2024) detalla que la ansiedad climática está aumentando en países en desarrollo, donde la vulnerabilidad ambiental es mayor.
¿Por qué afecta más a los jóvenes?
Los millennials y, sobre todo, la Generación Z crecieron con un bombardeo constante de noticias sobre calentamiento global, especies extintas y desastres naturales. A diferencia de generaciones anteriores, que podían ver la crisis como algo lejano, para ellos es una amenaza inmediata. “El cambio climático no es futuro, es presente: sequías, olas de calor y contaminación ya forman parte de su día a día”, explica Dra. Carla Torres, psicóloga ambiental.
Este nivel de conciencia tan temprana tiene un costo emocional. El Youth Climate Anxiety Report de The Lancet (2024) revela que el 45 % de los jóvenes entre 16 y 25 años siente que los líderes mundiales los han traicionado por no actuar a tiempo. Esta sensación de abandono se traduce en culpa, enojo y desesperanza. Muchos jóvenes optan por boicotear productos contaminantes, cambiar sus hábitos de consumo y hasta renunciar a planes de tener hijos. “Sienten que traer una nueva vida al mundo es irresponsable si no hay un futuro sostenible”, agrega Torres.

Pero no todo es pesimismo. La misma ansiedad ha impulsado a miles a convertirse en activistas climáticos, organizando marchas, peticiones y campañas de concientización. El Journal of Climate Psychology (2024) subraya que participar en comunidades comprometidas mitiga la angustia al transformar la preocupación en acción colectiva. Así, la ansiedad se convierte en motor de cambio y no en una carga paralizante.
¿Qué papel juegan las redes sociales?
Las redes amplifican todo: la conciencia y la preocupación. Hashtags como #ecoanxiety, #climatecrisis o #solastalgia suman millones de visualizaciones en TikTok e Instagram. Para algunos, ver noticias y cifras diarias alimenta la culpa y la desesperanza. “El bombardeo constante puede volver la crisis ambiental un monstruo omnipresente”, afirma Torres.
Sin embargo, las redes también funcionan como puente de acción. Grupos juveniles comparten estrategias para reducir la huella de carbono, tips de autocuidado emocional y guías para exigir políticas reales. El Journal of Climate Psychology (2024) resalta que formar parte de comunidades activistas disminuye el aislamiento y aumenta la resiliencia colectiva.
¿Cómo transformar la ansiedad en acción?
Sentir miedo por la crisis climática es humano, pero dejarse consumir por él no ayuda ni a la mente ni al planeta. La American Psychological Association (2023) recomienda aceptar la preocupación como una emoción válida y convertirla en pasos concretos: involucrarse en voluntariados ambientales, reducir la huella de carbono desde casa y exigir políticas reales son formas de recuperar la sensación de control.
“Abrir espacios para compartir miedos y soluciones convierte la ansiedad en motor de cambio”, señala Dra. Carla Torres.
Por ejemplo, unirse a grupos comunitarios o redes de activismo juvenil disminuye la soledad y da propósito. Incluso pequeñas acciones como plantar un árbol, apoyar marcas sostenibles o educar a otros suman más de lo que parecen.
Para no sentir miedo excesivo, los especialistas sugieren filtrar la información, limitar la exposición a noticias alarmistas 24/7 y equilibrar redes sociales con contenido esperanzador. Practicar técnicas de relajación como la respiración consciente o la meditación puede ayudar a gestionar la ansiedad. “Cuidar la mente es tan necesario como proteger la Tierra”, concluye Torres.
La ansiedad climática no desaparecerá ignorándola. Al contrario, reconocerla, hablarla y actuar con responsabilidad permite que el miedo se vuelva motor, no obstáculo. Si cuidar el planeta es urgente, cuidar la mente de quienes lo heredan también lo es.
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